Solange Gómez: ‘El golf me enseñó a no rendirme’

Solange Gómez, de 17 años, irá al Sudamericano Juvenil en Brasil en abril próximo. En agosto va a EE.UU.

Solange Gómez, de 17 años, irá al Sudamericano Juvenil en Brasil en abril próximo. En agosto va a EE.UU.

Solange Gómez, de 17 años, irá al Sudamericano Juvenil en Brasil en abril próximo. En agosto va a EE.UU. Foto: Armando Prado/El Comercio

Tenía 9 años cuando tomó por primera vez los palos de golf. “Me gustó porque soy muy competitiva, pero también me enseñó otros valores como la disciplina, a aprovechar los buenos momentos y no dejarlos ir”, dijo Solange Gómez, bicampeona nacional juvenil.

Su actitud frente a la vida ha hecho que los buenos momentos se multipliquen en estos ocho años que ha estado ligada al golf.
Comenzó a jugar golf en el club Los Chillos motivada por su padre, Gustavo. “Pero luego nos cambiamos a Los Cerros, para mí la mejor cancha que tiene el país”.

Jugó en la categoría 10 años por dos temporadas consecutivas y luego saltó a la división de los 14 años. “No jugó la Sub 12, fue duro, pero aprendí mucho sobre el juego y la técnica. Luego aprendí que el golf es un deporte donde prima la psicología y la estrategia”.

Cambiar de categoría también le permitió ganar los primeros campeonatos nacionales y llegar a la Selección Prejuvenil. “Jugué el sudamericano en Viña del Mar, en Chile, una cancha de mucho color, con muchas flores. Un escenario así también te permite jugar mejor. Hay canchas grises, de puro árbol que no te ayudan”.

Ha competido en Uruguay, Brasil y Chile con las selecciones nacionales prejuveniles y juveniles. Estuvo en la Copa Andes en Argentina y en dos torneos más en Colombia y Perú.

Al hablar de la parte psicológica en el golf, dice que “en un día de competencia estás cuatro horas en la cancha y si sumas las veces que se golpea a la pelota, apenas son 10 minutos el resto es concentrarte en el juego, en la estrategia, en saber cómo están los marcadores de tus rivales y qué debes hacer para llegar primera”.

Siempre trata de ser fiel al plan de juego. En un torneo de tres días, sabe qué tiene qué hacer en cada jornada. “En el primer día no se gana el torneo pero sí lo puedes perder; es muy difícil recuperarse si uno da ventaja. El segundo día juego tranquila, y en el tercero sí me impongo presiones, me gusta saber cómo van los marcadores de las rivales, trato de jugar sin errores, eso me ha dado resultado”.

Así fue como ganó un torneo abierto que se disputó en el club Los Cerros en el 2014, iba tercera hasta seis hoyos antes del final. Se enteró de los marcadores de sus rivales, iba a 7 golpes de la líder. Se concentró tanto que “sumé cuatro golpes menos en esos seis hoyos y gané”.

Mientras relata su hazaña, toma el trofeo que recibió, y en su mirada hay un brillo de orgullo. “Es un torneo que me marcó mucho porque en el golf, descontar siete goles es casi imposible”.
Cursa el último año de bachillerado y ya tiene todo listo para viajar a Estados Unidos a iniciar su carrera universitaria y también para intervenir en los torneos de golf universitarios.

“En agosto iré a University of West Florida a estudiar Psicología Deportiva. He visto a mis compañeras de colegio rendirse fácilmente, quiero ayudar a deportistas a pelear hasta el final. Nada está dicho sino hasta que la competencia concluye”.

También tomó la decisión por el ejemplo que han dejado deportistas como Juan Miguel Heredia y Daniela Darquea. Hay 33 golfistas ecuatorianos que estudian en el exterior gracias a la becas que otorga el deporte. “Es indudable que competir en los torneos universitarios en Estados Unidos ha contribuido con el desarrollo del golf en Ecuador. Antes, en los torneos sudamericanos, la selección se ubicaba octava y novena. En estos últimos años, hemos llegado a segundos y terceros puestos”.

Le gusta preparar su talega antes de los torneos. Limpia cada uno de los palos y también escoge las bolas con las que va a jugar. “Desde el primer día que mi entrenador me dijo que hay que marcar las bolas, yo escogí dibujar un sol”.

Así es Solange, siempre con una sonrisa amplia, con una actitud ganadora y con dos palabras que repite con frecuencia: “no rendirse”.

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