Geovanny Caicedo, jugador de El Nacional , luego del entrenamiento en el complejo de Tumbaco. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
La tarde del 5 de diciembre del 2009 en la cancha del Atahualpa, Geovanny Caicedo se sacó la camiseta de Deportivo Quito, mostró la otra ‘casaca’ que llevaba en su pecho y se le escaparon las lágrimas. En la prenda se podían leer cinco palabras: ‘Simao te amo con Dios’.
Era la dedicatoria a su hijo fallecido ocho meses atrás. El pequeño murió en su cuna a sus 40 días de nacido por una deficiencia cardíaca.
A Caicedo se le vinieron a la mente esas imágenes de su hijo esa tarde del 5 de diciembre, minutos después de que el Quito había alcanzado el bicampeonato del fútbol ecuatoriano tras derrotar al Deportivo Cuenca. Él y su esposa Jennifer Penasso fueron a la cuna del pequeño, vieron que no reaccionaba y se dieron cuenta de la fatalidad. El médico les había advertido de la delicada situación.
El corpulento zaguero de 1,88 metros jugó de titular durante todo ese partido con la prenda en su pecho. Se enfrentó a los potentes delanteros Ismael Villalba y Édison Preciado. Siempre ha sido así. Por su ubicación de defensa, tiene que anticiparse, marcar y ‘meter pierna fuerte’ para quitarles la pelota a los rivales. Por eso, pocas veces anota goles y puede festejar una conquista. En 319 cotejos jugados en la Serie A ha marcado 21 tantos.
Pero cuando marca, en ocasiones, muestra la camiseta con la dedicatoria. No le importa que los árbitros le exhiban una tarjeta amarilla. El recuerdo de su hijo le acompaña en los cotejos del Campeonato.
Los futbolistas tienen sus rituales antes de cada partido. Sebastián Abreu siempre entra a las canchas con el pie izquierdo, Alexander Domínguez eleva las manos al cielo y pide a Dios que le ayude a salir sin ningún tipo de lesión. Caicedo, en cambio, se pone la ‘casaca’ de Simao.
La ‘Cuchara’, conocido así desde su adolescencia, es ahora el capitán de El Nacional. En el vestuario de los jugadores -en Tumbaco- hay una pancarta con fotos con sus esposas, hijos, amigos… Entre estas imágenes, está la de Caicedo mostrando la camiseta de Simao.
En el vestuario, los jugadores del ‘Nacho’ escuchan música tropical y hacen bromas tras las prácticas. Luego de ducharse y cambiarse observan la pancarta. Pocos se percatan de la foto de Caicedo. Pero algunos, como Franklin Guerra, dicen que es un bonito detalle en el grupo.
La tarde del jueves pasado, el esmeraldeño, de 34 años, observó por algunos minutos la pancarta. Ahí, entre una melodía de salsa que se escuchaba a alto volumen, dijo que su hijo fallecido siempre estará en su pensamiento.
Jennifer Panesso, esposa del zaguero, siempre tiene limpia esa camiseta. También ha estado pendiente de otras ‘casacas’ en las que el defensa escribió el nombre de Simao. Algunas las ha utilizado en el Quito, en el Cuenca y, ahora, en el ‘Nacho’.
Ambos vivieron momentos tensos cuando falleció el pequeño. Ella ha apoyado a su pareja en otros momentos complicados. El zaguero no recibió el pago de sus sueldos del 2013 y de algunos meses del 2014 cuando jugaba por Deportivo Cuenca y Deportivo Quito.
Los ingresos de su cónyuge, quien es ingeniera comercial, y sus ahorros sirvieron para sustentar el hogar. Ella le dijo que había personas que carecen de recursos económicos.
En estos últimos tres meses, él volvió a afrontar una situación parecida pues El Nacional se atrasó en el pago de tres salarios. Los jugadores y los directivos llegaron a un acuerdo para el pago de un mes.
La situación es parecida en otros siete equipos por la crisis del fútbol ecuatoriano. Ante esto, Caicedo dice que él y sus compañeros deben seguir esforzándose en las canchas. “Somos los responsables para sacar adelante al equipo. Debemos jugar por nuestras familias y nuestra hinchada”.
Caicedo y su pareja ahora se encargan del cuidado de sus cuatro hijos Djorkaeff (9 años), Kari (5), Dayani (4) y Darle (1). Estas tres últimas nacieron después de la muerte de Simao.
Djorkaeff suele acompañar a su padre al Complejo de El Nacional. Le gusta jugar en los entrenamientos. “Uff. Siempre está con la pelota”, dice su padre aunque no sabe si en el futuro seguirá sus pasos en el fútbol. Eso sí, recalca que Simao siempre estará en sus pensamientos.