El croata Luka Modrić, nombrado mejor jugador del Mundial de Rusia 2018

El delantero de Francia Kylian Mbappe (der.) posa con el premio FIFA 'Young Player' junto al mediocampista croata Luka Modrić con el Balón de Oro adidas durante la ceremonia de trofeos al final del partido de la final de la Copa Mundial Rusia 2018 entre F

El delantero de Francia Kylian Mbappe (der.) posa con el premio FIFA 'Young Player' junto al mediocampista croata Luka Modrić con el Balón de Oro adidas durante la ceremonia de trofeos al final del partido de la final de la Copa Mundial Rusia 2018 entre F

El delantero de Francia Kylian Mbappe (der.) posa con el premio FIFA 'Young Player' junto al mediocampista croata Luka Modrić con el Balón de Oro adidas durante la ceremonia de trofeos al final del partido de la final de la Copa Mundial Rusia 2018 entre Francia y Croacia en el Estadio Luzhniki en Moscú el 15 de julio de 2018. AFP

Luka Modrić es un gigante de 1,72 metros: quizás haya sido uno de los más bajitos en disputar el Mundial de Rusia, pero el croata fue nombrado este domingo 15 de julio de 2018, mejor futbolista del torneo a pesar de perder la final.

El mediocampista del Real Madrid capitaneó a Croacia hasta el último partido del Mundial, en el que el equipo arlequinado perdió 4-2 con Francia en el estadio Luzhniki de Moscú. Rusia 2018 se recordará como el Mundial de los goles a balón detenido, de los equipos que triunfan sin pelota.

Croacia fue una de las pocas excepciones y Modrić, de 32 años, el gran culpable de que eso sea así. Es el capitán, el "10", la brújula, el líder del equipo. “En un Mundial donde todos con el balón parecen estar en apuros, la inteligencia y todo lo que regala Modrić destaca sobre el resto”, señaló el ex  
futbolista argentino Jorge Valdano en una columna para The Guardian.

Con el premio al mejor jugador, Modrić dio además un paso de gigante hacia lo que puede ser su primer Balón de Oro, el primero para un jugador que no es Cristiano Ronaldo o Lionel Messi desde 2007. Motivos le sobran al croata.

Modrić llegó a la final habiendo corrido más kilómetros que nadie desde que arrancó el Mundial. Fueron 63 kilómetros atacando, defendiendo, moviendo los hilos de Croacia, dando asistencias y marcando goles. En un deporte donde los profesionales son cada vez más grandes, más altos y más fuertes, Modrić es la excepción.

Es cierto que tiene una resistencia prodigiosa -jugó tres prórrogas para llegar a la final-, pero su silueta dista mucho del prototipo actual de futbolista. Hoy bregó en el medio del campo del estadio Luzhniki con Paul Pogba, 1,91 metros y casi 90 kilos de puro músculo. "No hace falta ser corpulento para jugar al fútbol", se reivindicó el sábado Modrić. Debido a su estatura, recuerdan hoy medios, fue expulsado de un club cuando era niño. "Sólo puedo decir que nunca dudé de mí mismo. Yo siempre creí que podía llegar aquí. Gracias a dios es realidad. Eso no fue una barrera, sino una motivación extra para mí", comentó Modrić antes de la final. "Tuve un camino difícil en la vida, pero lo importante es no ceder. Hubo obstáculos, hubo altibajos, pero siempre tienes que creer en ti mismo. Uno tiene que luchar contra los problemas para llegar al éxito y alcanzar los sueños. Eso es lo que me llevó a este punto".

Nacido en Zadar el 9 de septiembre de 1985, Modrić ya está considerado como el mejor futbolista croata de todos los tiempos. El que ocupaba ese lugar, Davor Suker, es ahora el presidente de la federación y no dudó en decir: "Si yo tuviera un voto para elegir al mejor del Mundial, a Luka le daría tres votos".

El panel de expertos de la FIFA coincidió hoy con Suker y le entregó a Modrić el premio al mejor futbolista del Mundial. Eso le coloca en la "pole position" para "The Best" y el Balón de Oro, los dos galardones que se entregan anualmente. El croata celebró esta temporada con el Real Madrid su cuarta Liga de Campeones y en su palmarés lucen además tres Mundiales de Clubes, otras tres Supercopas de Europa, una Liga española y una Copa del Rey.

Todos esos títulos los ganó con el club blanco, al que llegó desde el Tottenham tras cuatro temporadas en la Premier League. Al principio le costó ganarse un hueco en el once titular del Real Madrid, pero cuando lo hizo ya nadie le apartó. Titular indiscutible en el club más laureado del mundo.

Pero el Mundial de Rusia colocó en una nueva categoría a este jugador que de niño vivió en sus propias carnes la guerra de los Balcanes. Su abuelo fue asesinado y él creció entre los sonidos de las bombas y los fusiles. Ahora es ídolo nacional, el hombre que devolvió al mapa futbolístico a ese país de poco más de cuatro millones de habitantes.

No obstante, y como ocurre con cada héroe, Modrić también tiene una cara oscura. El futbolista lleva tiempo involucrado en una trama judicial en la que empieza a mutar de figura secundaria en protagonista. Acusado de falso testimonio, podría ser condenado hasta a seis años de prisión.

La acusación sostiene que Modrić mintió en el juicio contra el ex directivo del Dínamo Zagreb Zdravko Mamic, condenado por malversación de fondos. Pero ese tema, ahora, es secundario. "¿Cuánto tiempo has esperado para hacer esta pregunta? Esto es el Mundial", respondió Modrić la única vez que le preguntaron sobre el tema durante el torneo.

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