Pamela Quizhpi incursionó en el judo hace nueve años. Es campeona sudamericana y panamericana prejuvenil y juvenil. Foto: Manuel Quizhpe / El Comercio
Pamela Paula es la última hija de los esposos Leonardo Quizhpi y Jenny Jácome. A los 14 años, se alejó de sus padres y de sus cuatro hermanos para radicarse en Guayaquil. Allí se entrena con otros judocas que pertenecen al Plan de Alto Rendimiento.
Sus dos primeros meses de permanencia en esa ciudad fueron complicados. Le costó acoplarse a sus nuevos compañeros, conocer al cuerpo técnico y acostumbrase a la alimentación. Extrañaba a su familia, que vive en el cantón orense de Pasaje. Todos los días se mantenía en contacto telefónico o realizaba videoconferencias.
Después de cuatro años no deja de extrañar a sus seres queridos, pero ya está acoplada a su nuevo estilo vida. Su familia la visita en Guayaquil, o en otras ocasiones, cuando se terminan las concentraciones, ella viaja a Pasaje para compartir unos días con sus parientes.
Eso ocurrió hace dos semanas, cuando Pamela recibió permiso del técnico José Romero para visitar a sus padres y hermanos. Lo hizo antes de la concentración que cumple la selección nacional en el Centro de Entrenamiento para Alto Rendimiento de Cuenca. Esta ciudad será sede del Sudamericano de Judo en las categorías Cadetes y Júnior, previsto entre el 17 y 19 de agosto.
Pamela agradece a sus hermanos mayores, quienes le inculcaron seguir en la lucha. Kevin y Jean Pierre, de 26 y 25 años, eran boxeadores, Jeniffer (21) es entrenadora de judo en Pasaje, mientras Joselin (20) estudia. “Ellos, hace nueve años, insistieron en que siguiera en la lucha y aquí estoy”.
Su sueño es clasificarse a unos Olímpicos de mayores y subirse al podio. Ese reto se planteó después de ser quinta en los Juegos de la Juventud, el 2014 en China. Un año antes terminó séptima en el Mundial Cadetes, en Estados Unidos.
La judoca de 18 años aún recuerda que en el 2012 obtuvo su primera medalla nacional, en la categoría de 36 kilos. Dos años después fue campeona sudamericana. El 2016 obtuvo el título panamericano en 44 kilos. “Mi mayor éxito, hasta ahora, es ser quinta en los Juegos Olímpicos de la Juventud”.
Según Romero, Pamela es una judoca de gran proyección, que está por terminar su ciclo juvenil. Él se lamenta que su dirigida no haya competido en un Mundial Júnior. “La idea es que se convierta en una representante de la categoría sénior, en los 44 kilos”.
Para aspirar a una clasificación a los Juegos Olímpicos del 2020 en Tokio, debe ascender a los 48 kilos, que es una categoría olímpica. “Está en una etapa de crecimiento, debe incrementar su masa muscular”. Por ahora, está preseleccionada para los Juegos Bolivarianos de noviembre próximo en Santa Marta, Colombia.
A criterio del estratega, la seleccionada debe superar el proceso de transición de la categoría juvenil a la sénior. Entre sus fortalezas destaca: “Es una atleta combativa, escurridiza y flexible. Para lanzarla, su rival debe haberla agarrado en un momento exacto”.
Romero no tiene reparos para Quizhpi. Ella, en los cuatro años de permanencia en Guayaquil, ha mantenido una relación familiar con sus compañeras. Nunca ha tenido problemas con nadie, se lleva con todos. Es disciplinada, cumple con sus horarios de prácticas y está enfocada en sus objetivos.
En lo académico, su anhelo es estudiar de manera semipresencial en la Universidad. Quiere seguir Odontología o Comunicación Social.
La campeona admira a Roberto Ibáñez y a Carmen Chalá. “Ellos fueron grandes judocas en su época”. A Lenin Preciado (orense), campeón panamericano y sudamericano, lo define como el actual referente del judo ecuatoriano.