Phelps, de 31 años, agigantó su leyenda con cinco nuevos oros para elevar su cuenta de medallas doradas hasta las 23. Foto: Agencia AFP
Nadie duda de que la gran estrella de la natación en los Juegos de Río de Janeiro fue el estadounidense Michael Phelps, pero la piscina olímpica dejó otros momentos para el recuerdo.
A continuación, un repaso a ocho nombres que brillaron en los ocho días de natación, uno de los deportes más importantes del programa olímpico y que concluyó el pasado sábado 14 de agosto de 2016.
El número 23 pasa a la historia
Phelps, de 31 años, agigantó su leyenda con cinco nuevos oros para elevar su cuenta de medallas doradas hasta las 23, 28 preseas en total si se cuentan platas y bronces. El “Tiburón de Baltimore“, que debutó en unos Juegos en Sydney 2000, anunció su retirada después de Londres 2012, pero después se zambulló de nuevo en el agua.
Hace dos años ingresó en una clínica de rehabilitación por sus problemas con el alcohol y fue marginado de los Mundiales de Kazán 2015. En Río reapareció, venció y se retiró. “Es la manera perfecta de terminar”, dijo el deportista más laureado de la historia de los Juegos.
La mujer récord
La piscina olímpica fue escenario de ocho nuevos récords mundiales, dos de ellos apuntados en la cuenta de Katie Ledecky. La estadounidense de 19 años, que cosechó cuatro oros en Río -suma cinco en total contando el que ganó en Londres-, batió el récord de los 400 y de los 800 metros, prueba en la que se quedó a cuatro segundos de la barrera de los ocho minutos.
“No puedo estar más feliz. Conseguí todos mis objetivos y me divertí mucho”, señaló. Es la primera nadadora que se colgó los oros de 200, 400 y 800 estilo libre en unos Juegos desde que lo lograra su compatriota Debbie Meyer en México 1968.
Un regreso de oro
Anthony Ervin sorprendió al mundo con 19 años en los Juegos de Sydney 2000, cuando ganó el oro en 50 metros estilo libre junto a Gary Hall, que tocó la pared en la misma milésima.
La temporada siguiente ganó el Mundial y su vida dio un giro de 180 grados. Salía de fiesta continuamente, bebía y fumaba. Junto a los medicamentos para tratar el síndrome de Tourette tomaba otras pastillas y alguna vez se pasó.
Estuve siete años fuera de las piscinas antes de su regreso. Se clasificó a los Juegos de Londres y cuatro años después, en Río, ganó el oro. Y lanzó un aviso: quiere participar en Tokio 2020. Tendrá 39 años.
Un oro ante su propio ídolo
Antes de los Juegos de Pekín 2008, Phelps entrenó en Singapur. De aquel viaje hay una foto en la que aparece el estadounidense junto con un niño, Joseph Schooling. Dicen que el niño se puso entonces un objetivo: ser algún día tan bueno como su ídolo.
El niño se hizo mayor y se mudó a Estados Unidos, donde estudió y entrenó. En Río 2016 se colgó el oro en los 100 metros mariposa por delante de Phelps.
La “dama de hierro”
La húngara Katinka Hosszu abandonó la piscina con el ceño fruncido. La estadounidense Maya DiRado le arrebató el que iba a ser su cuarto oro en Río 2016, el de 200 espalda, por seis centésimas.
“Pero los Juegos fueron muy buenos para mí”, dijo la deportista de 27 años. La “dama de hierro“, como se la conoce por sus duras sesiones de entrenamiento y por todas las competiciones en las que participa, pudo celebrar al fin sus primeros triunfos olímpicos.
“Refugiados bienvenidos”
La siria Yusra Mardini no tuvo especialmente buenos resultados en los 100 mariposa y los 100 estilo libre. Pero más importante que sus números es su historia.
Mientras navegaba amontonada junto a 20 personas en un pequeño bote desde Turquía a la isla de Lesbos, el motor se apagó y las olas comenzaron a sacudir la embarcación. El agua ingresó en el interior y las personas debieron tirar sus bolsos, pero aún así el barco empezó a hundirse.
Yusra, su hermana y otra mujer se lanzaron entonces al agua y consiguieron remolcar la embarcación hasta la orilla. “Si no supiera nadar quizás ya estaría muerta”, recordó.
La figura polémica
La rusa Yuliya Efimova ganó dos platas en Río de Janeiro, pero debido a su pasado de doping fue abucheada y silbada por los aficionados. Pero sus compañeros también la atacaron. “Que alguien haya dado positivo no una vez, sino dos, y aún así tenga la oportunidad de nadar en estos Juegos… rompe mi corazón”, señaló Phelps.
“Pienso que vulnera lo que debe ser el deporte“. La nadadora rusa no fue la única persona señalada en Río por su pasado por doping. El nadador chino Sun Yang, ganador del oro en los 200 libre, fue acusado por el francés Camille Lacourt de “orinar violeta”.
El triunfo de Belmonte
El mundo hispano también tuvo su estrella en la natación de Río: Mireia Belmonte. La nadadora española brilló con un oro en los 200 mariposa, el primero de su carrera, y un bronce en los 400 estilos para elevar a cuatro su cuenta de medallas olímpicas.
En un deporte dominado brutalmente por Estados Unidos, que se quedó con 16 de las 33 pruebas, la nadadora de 25 años inscribió su nombre entre los vencedores. Voraces, Belmonte y su hiperexigente entrenador Fred Vergnoux ya tienen un nuevo objetivo en mente: ser campeones del mundo en Budapest el año que viene.