Cotto hizo la pelea de su vida y dio una lección de boxeo a Martínez

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El puertorriqueño Miguel Cotto, flamante nuevo campeón del peso mediano, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB), al vencer por nocaut técnico en el 10 asalto al argentino Sergio "Maravilla" Martínez, dio toda una exhibición de boxeo en lo que fue la mejor pelea de su carrera profesional.

Cotto no sólo tuvo pegada, que demolió de principio a fin a Martínez, al que tiró cuatro veces a la lona, tres en el primer asalto y otra en el noveno, sino que además mostró su mejor técnica, movilidad, rapidez, estrategia, combinación de golpes, defensa y sobre todo una gran confianza y concentración en su boxeo.

Una vez más, Cotto, de 33 años, que hizo historia al ser el primer púgil boricua que consigue títulos mundiales en cuatro divisiones diferentes como son las del peso superligero, welter, superwelter y mediano, logró el octavo triunfo en Nueva York, en nueves peleas que ha disputado. Ante tanta perfección mostrada por Cotto sobre el cuadrilátero instalado en el legendario Madison Square Garden, Martínez solo pudo mostrar la gran valentía que posee, el espíritu luchador y el haber superado en frío nada menos que tres caídas.

Martínez lo intentó todo, pero sus rodillas no le respondieron, especialmente la izquierda, lo que hizo que desde que sonó la campana, a pesar de llevar puestas rodilleras, se notaba incómodo en su manera de plantarse y tratar de comenzar a boxear.

Eso lo aprovechó a la perfección Cotto, que tenía muy bien estudiado a Martínez con las directrices que le había dado el legendario entrenador Freddie Roach, y lo primero que hizo fue aplicarle un golpe de izquierda en pleno oído que mandó al púgil argentino a la lona y desde ahí empezó su camino de gloria y el del "tormento" para su rival.

Cotto comprendió que estaba ante su gran noche, que tenía a Martínez al borde del nocáut y lo intentó asegurar por todos los medios, pero se encontró con púgil que mostró su condición de campeón y aguantó lo que muy pocos peleadores consiguen, mantenerse en pie.

Pero los más de 18 000 espectadores que llenaron el Madison Square Garden, especialmente los espectadores puertorriqueños mostraban su gran felicidad al grito unánime de "¡Cotto, Cotto, Cotto!", lo que hizo que el púgil boricua se sintiese todavía más motivado después de haber protagonizado un primer asalto de ensueño.

Luego se mantendría la misma tónica de la pelea, con un Cotto siempre concentrado, disciplinado, que hizo que Martínez se fuese de nuevo a la lona, pero esta vez por causa de un resbalón, que no le contó, pero si le perjudicó mucho a sus rodillas.

Martínez era el primer sorprendido de ver como un púgil de menos peso, menor envergadura le estaba dando una cátedra de boxeo y sobre todo que tenía mayor poder en sus golpes y le entraba en la guardia de forma permanente.

El hasta entonces campeón del mundo intentó restablecer su boxeo a partir del tercer asalto y de alguna manera lo logró en cuarto y quinto, que fue el único que posiblemente ganó, pero no sacaba con rapidez las manos, ni hacía daño a Cotto con sus golpes, lo que hizo que el boricua mantuviese intacta su fuerza física. Pero lo que más daño le hizo a Martínez fue ver como Cotto no perdía en ningún momento la concentración, su disciplina en las acciones sobre el cuadrilátero, ni cometía un sólo error, todo lo contrario, el plan establecido por Roach lo mantuvo a la perfección y no era otro que no dejarle tomar la iniciativa. Además de forzarlo a moverse especialmente sobre la rodilla izquierda y ahí se acabaron las pocas opciones que tenía ya Martínez de lograr el golpe milagroso que le diese un nocáut, la única manera de conseguir la victoria.

Si llegó, pero fue a favor de Cotto, que vio como Martínez, ante la acertada decisión tomada por su entrenador y amigo Pablo Sarmiento, ya no pudo salir en el décimo asalto y el árbitro Michael Griffin la paró. Cotto, que dejó su marca en 39-4-0, 32 triunfos por la vía del nocaut, cumplió todo lo que había dicho previo a la pelea, que llegaba con la mejor preparación de su carrera, que elegir a Roach fue su primer gran triunfo y que todavía le quedaba boxeo que ofrecer a los aficionados.

Además también se convenció, que después de haber declarado tantas veces que iba a retirarse, sus palabras se han convertido en su peor enemigo, porque sobre el cuadrilátero vivió la noche más grande de su carrera profesional y la que le permitió consolidar su leyenda dentro del boxeo boricua y mundial.

Por su parte, Martínez, de 39 años, que dejó en 51-3-2, incluidos 28 nocauts, como profesional, comprendió que la hora de la retirada le ha llegado cuando está cerca de los 40 años porque las lesiones de rodillas y muñeca le han pasado factura, y que tal vez su carrera no esté acabada, pero la derrota le alejó de la elite.

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