En el 2011, José Luis Chiriboga estuvo junto a la Selección en la Copa América de Argentina. Foto: Diego Pallero / Archivo EL COMERCIO
Cuando estalló el escándalo del FIFAgate, en mayo del 2015, José Luis Chiriboga, hijo del expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), dijo: “Estoy arruinado”. A partir de allí, piensa en el problema “las 23 horas”.
Así lo contó José, empresario de futbolistas, al acudir como testigo a un Tribunal de Estados Unidos, por el caso FIFAgate. Dijo que uno de los momentos difíciles de su vida fue cuando su padre, Luis, le dijo: “Lo siento, destruí tu vida”.
Así, el exfutbolista del Deportivo Quito matizó la historia sobre cómo se lavaron USD 2,8 millones procedentes de supuestas coimas entregadas por la firma Full Play, una de las empresas acusadas por la Fiscalía estadounidense, por la adjudicación de derechos de televisión y comercialización de las copas América, Libertadores, Recopa y Sudamericana.
En su testimonio, Chiriboga –hijo-, confesó que su padre le pidió usar la cuenta en el Biscayne Bank, en Miami, para recibir transferencias de Full Play y de una de sus empresas asociadas, Cross Trading.
Según el relato, Biscayne Bank cerró la cuenta, pero luego, Full Play le envió los pagos a los bancos Chase y HSBC. “Fue mi padre quien me lo pidió. No podía decir que no”, dijo Chiriboga, según un reporte de la agencia de noticias AP.
Dentro del expediente judicial del FIFAgate, Santiago Peña, exfuncionario de Full Play, entre el 2009 y el 2015 y otro de los testigos, declaró que a Chiriboga le pagaron USD 2,8 millones por concepto de supuestas ‘consultorías’.
“Peña (Santiago) redactó un par de contratos falsos, que daban detalles de trabajos de consultoría que jamás se hicieron”, reconoció José Luis Chiriboga en el juicio, según AP.
Los agentes fiscales de Estados Unidos recogieron la primera versión de José Luis Chiriboga en junio pasado, en Estados Unidos. Él admitió que “lo abordaron en el aeropuerto cuando arribó a Los Ángeles, procedente de Las Vegas”, y tenía previsto desplazarse a León, en México.
En principio, en el interrogatorio de los agentes, aseguró “que sí hubo dichas consultorías, pero luego dijo que fueron una mentira”.
Por la gravedad, contrató abogados en Houston y decidió rendir un testimonio dentro del caso. Lo hizo anteayer (21 de noviembre de 2017). Además, renunció a un apartamento en Miami, cotizado en USD 400 000, que fue adquirido con los fondos del lavado, según su testimonio.
La versión de Chiriboga fue parte del juicio que se sigue en contra de Juan Ángel Napout, expresidente de la Asociación Paraguaya y de la Conmebol; José María Marín, expresidente de la Confederación Brasileña, y Manuel Burga, ex de la Federación Peruana de Fútbol.
Ellos son procesados en la Corte Federal de Brooklyn, Nueva York, por complot para crimen organizado, fraude electrónico y lavado de dinero, como parte del FIFAgate.
Ramiro Román, penalista, explicó que la versión rendida por Chiriboga Jr. es solo como testigo, por lo que “no puede ser procesado en el caso”.
Chiriboga, en su declaración, argumentó no tener conocimiento directo de que Napout hubiera recibido dinero en efectivo, como declaró Peña dentro del proceso. Chiriboga agregó que su padre le contó, que Napout envió a su chofer a Buenos Aires, a fin de recoger fondos en efectivo, entregados por Full Play.
El testimonio de Chiriboga sirve en el proceso iniciado por Loretta Lynch, fiscal estadounidense, que inició el caso. Ella argumentó que las investigaciones se hicieron porque los supuestos sobornos se habrían cometido en suelo estadounidense y se utilizó el sistema bancario de EE.UU.
El abogado defensor del expresidente de la FEF en Ecuador, Juan Carlos Machuca, aclaró que la versión de José Luis es un caso distinto al que se maneja localmente y no tiene ningún vínculo. “Son distintos. No puedo dar más detalles porque no sé. Estaba fuera del país y no conozco el expediente de ese caso”, dijo Machuca.
Tampoco quiso hablar sobre los pasos que se seguirán. Chiriboga padre fue sentenciado a 10 años de prisión y aún permanece en arresto domiciliario, por su edad.
En la ronda de declaraciones, Peña reveló que desde el 2013, Chiriboga padre fue identificado con el apodo de Toyota. Según la Fiscalía, también el ecuatoriano era parte del ‘grupo de los seis’ directivos de federaciones sudamericanas que, en el 2009, exigieron aumentar los sobornos a la empresa T&T (que poseía derechos de transmisión por TV de la Libertadores).
Otro de los acusados que dijo que el expresidente de la FEF recibía dinero por sobornos fue Alejandro Burzaco, expresidente de Torneos y Competencias. Él, en su declaración, detalló que a Chiriboga le subieron a USD 600 000 la cuota anual, desde el 2009.