Carolina Ponce y Marialuz Arellano, atletas Ironman. Foto: Armando Prado
Carolina Ponce y Marialuz Arellano están enamoradas del mismo hombre de hierro. Esa pasión compartida, que les ha dado la voluntad para realizar largos entrenamientos y extenuantes competencias, les permitió convertirse en las primeras ecuatorianas en conseguir la clasificación al Campeonato Mundial de Ironman.
La emblemática cita que se realiza en Kailua-Kona, en Hawái, será el 11 de este mes.
Llegar al Mundial es una tarea compleja, pues los triatletas no solo deben prepararse durante años para sortear los 226 km entre natación, ciclismo y atletismo (más de 10 horas de competencia continua al nivel de ambas quiteñas).
En el caso de las dos triatletas, también tuvieron que ganar carreras en el extranjero.
Arellano fue primera en el Ironman de Arizona, entre las mujeres de 40 a 44 años, en noviembre. Ponce, de 42 años, también se impuso en el Ironman de Los Cabos, en México.
Haber logrado esos primeros lugares les permitió llegar a la afamada competencia que se realiza desde hace 35 años.
El Ironman combina 3,8 metros de natación, 180 km de ciclismo y 42 km de atletismo. Se trata de una prueba de largo aliento que se realizó por primera vez en 1978, después de que deportistas de las tres disciplinas no pudieran ponerse de acuerdo en determinar quiénes eran los más resistentes. Entonces, se reseña en la página oficial de la carrera, John Collins, un comandante de Marina, sugirió unir las tres pruebas en una sola.
Llegar al Mundial es una tarea titánica. Ponce, que se viene preparando para completar triatlones desde hace ocho años, lo vivió en carne propia.
En el Ironman de Panamá City del año pasado llegó al podio, pero eso no le alcanzó para clasificarse a Kona.
En noviembre del 2013, la madre de tres hijos fue tercera en su categoría, pero solo las dos primeras ganaron un cupo.
Toda su preparación, las cinco, seis y siete horas de entrenamiento diario no fueron suficientes para llegar a Hawái, en aquella ocasión.
Después de la desazón de haberse quedado tan cerca de la clasificación, la rubia triatleta se mentalizó para intentarlo una vez más. Ella se considera una mujer persistente.
Lo fue cuando hace más de una década empezó a competir en pedestres. Entonces, entre sus allegados la desanimaban porque correr por las calles no era ‘algo para mujeres’.
En sus primeros años como deportista aficionada llegó en el último lugar del Duatlón de Quito. Eso tampoco la desanimó. Se entrenaba por su cuenta hasta que conoció a Nelson Vásquez, el primer ecuatoriano que completó un Ironman. El imbabureño la prepara desde hace ocho años.
El multifacético entrenador considera que llegar al Mundial es casi una hazaña para quienes hacen triatlones.
En el país, unos 150 deportistas han completado la distancia. De ellos, solo Patricio Vergara y Giovanny Mármol se clasificaron antes al Mundial.
Para Marialuz Arellano, madre de cuatro hijos, llegar a Kona es también el premio a una vida llena de esfuerzo y constancia, no solo en lo deportivo.
Sin descuidar a la familia, al trabajo y hasta a las distracciones, ella saca tiempo para entrenarse. La ganadora del Ironman de Arizona estima que se ejercita unas 1 000 horas al año.
Antes se preocupaba demasiado por el tiempo o las posiciones en las competencias.
Eso sigue siendo parte de toda carrera a la que asiste, pero ya no es lo más importante.
Ahora, lo que más anhela es disfrutar de cada momento que nada, corre y pedalea. Por eso, en las fotografías que se observan de sus últimas carreras, se la ve contenta, exultante, como si estuviera locamente enamorada del Ironman.