El entrenador Rubén Israel durante el partido entre Liga de Quito y Barcelona Sporting Club en el estadio Casa Blanca. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
Desazón, molestia y frustración, mostraron los hinchas de Barcelona en Guayaquil, tras la derrota sufrida la noche del 29 de abril, ante Liga de Quito en Ponciano.
Los hinchas amarillos se congregaron en bares y discotecas del centro y norte de la urbe, para ver el partido entre amigos, con bebidas de moderación y algunos piqueos.
“Que se vaya (Rubén) Israel, el equipo no juega a nada”, mencionó Pedro Ortega, que llegó con sus compañeros de trabajo a un bar ubicado en Cordova y Mendiburo, centro de Guayaquil.
Él criticaba las decisiones tácticas del estratega, que para este partido alineó a Damián Lanza como goleros titular, en lugar de Máximo Banguera. La inclusión de Marlon de Jesús también molestó al aficionado.
Con él coincidió Marcos Vera, que acudió con su novia, Diana Montiel, a un restaurante en la calle Víctor Emilio Estrada y las Monjas. Cuando vio el segundo gol albo pagó su cuenta y se retiró del local.
La expulsión de Pedro Velasco volvió a molestar a los hinchas. Mientras unos criticaban la acción, otros justificaban la jugada por la impotencia del jugador por el resultado adverso. Los amarillos ya caían 2-0.
Los barcelonistas estaban tan molestos por el resultado, que no celebraron cuando Lanza le atajó el penal a Michael Jackson Quiñónez, al término del partido.
“Es un equipo descalabrado, al parecer hay jugadores que no quieren estar”, citó el exjugador Alfaro Moreno. Él criticó el funcionamiento de los guayaquileños, que a su criterio no hicieron méritos para quedarse con un resultado positivo.