El misterioso Comité Disciplinario de la FIFA

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El Comité Disciplinario de la FIFA es capaz de suspender a Luis Suárez cuatro meses de actividad futbolística por un mordisco y dejar sin sanción al francés Matuidi, quien fracturó la tibia y el peroné del nigeriano Onazi.

El comportamiento antideportivo de Suárez visto desde afuera amerita una sanción. Esta –sin embargo- parece excesiva cuando al jugador se le prohíbe ingresar a la concentración de su selección y se le impone una suspensión de cuatro meses en comparación al caso de Matuidi.

El Comité argumenta que es independiente y mantiene reserva sobre los parámetros que utiliza para aplicar sus sanciones. En Brasil, los periodistas –sobre todo- ingleses se acercaban a la FIFA para que el organismo explicara sus razones sin respuestas positivas.

El Comité es presidido por el suizo Claudio Sulzer y conformado por algunos dirigentes, entre ellos de Singapur, Congo, Tonga, Pakistán y Hong-Kong, nacionalidades con poca tradición futbolística y que no compiten en el Mundial. En el organismo también está el ecuatoriano Francisco Acosta, secretario general de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.

Las competencias de este organismo están especificadas en un Código Disciplinario y sus decisiones se toman al menos con tres miembros presentes. Eso sí, el presidente puede tomar ciertas resoluciones por su cuenta.

La Comisión Disciplinaria aclaró que, en el caso, de la agresión de Matuidi a Onazi no actuó porque –según el artículo 72 del código disciplinario- se imponen las decisiones del árbitro. Y, por ello, dijo que no podía intervenir.

Pero ante esto surge la duda de si las decisiones del árbitro prevalecen sobre el ‘fair play’ (el juego limpio). Además, la Comisión tiene la potestad para actuar de oficio en cualquier jugada o hecho independientemente de la resolución del árbitro.

Por esto, suspendió con un partido a Rodrigo Paiva, director de comunicación de la Comunicación de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), quien agredió al delantero chileno Claudio Pinilla, en el entretiempo del partido de octavos de final de Brasil y Chile.

Pero el organismo no intervino para que se sancionara al francés Sakho, quien dio un codazo al mediocampista tricolor Oswaldo Minda. Tampoco lo hizo cuando el holandés Arjen Robben confesó que no sufrió una falta penal en el partido ante México.

Estas decisiones y el silencio del organismo sobre cómo aplica sus sanciones generan controversia. Pero sobre todo sus decisiones se vuelven misteriosas en un Mundial de Brasil en el que, por el contrario, por ahora imperan los goles y el espectáculo.

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