La directiva de El Nacional no anduvo con matices grises. El presidente, general Tito Manjarrez confirmó que la relación entre el club y la barra organizada La Marea Roja quedaba suspendida.
El intento de agresión a los jugadores y una manifestación violenta en la que no faltaron los insultos durante una sesión del
directorio precipitaron la decisión. Para la directiva no había alternativas y no iba a permitir condicionantes (léase chantajes) para que la barra organizada siga gozando de supuestas prebendas.
El verdadero hincha no vive de su club. Al contrario con su esfuerzo
económico ayuda su pasión deportiva.
El Nacional dio un buen ejemplo al distanciarse con la barra organizada. El hecho contrasta con otros clubes en los que dirigentes desubicados ubicaron a los “barras” dentro de la directiva y ahora no pueden deshacerse de quienes a título de hinchas vigilan los complejos deportivos, piden la renuncia de directivos y hasta censuran a medios y periodistas.
Hay que superar el miedo y restar protagonismo a estas barras organizadas cuyo único propósito es confrontar violentamente.