River Plate vs. Boca Juniors, un 'clásico de clásicos' que despierta pasiones en Argentina

Aficionado de Boca Juniors explica la sensación que significa el clásico argentino. Video AFP

Aficionado de Boca Juniors explica la sensación que significa el clásico argentino. Video AFP

Dicen que el superclásico argentino Boca Juniors vs.
River Plate es uno de los espectáculos que todos deben ver antes de morir. Este domingo, los 'archienemigos' se verán las caras en un encuentro pasional, símbolo de antagonismos irreductibles en un país atravesado por el fútbol.

'Xeneizes' y 'millonarios' se enfrentan en una 'guerra' más que centenaria que marca a fuego a los argentinos al punto que dicen "esto es un Boca-River" para simbolizar cualquier lucha antagónica, incluso en política.

Espectáculo al fin, el Boca Juniors vs. River Plate fue considerado el mejor clásico del mundo, antes que el español FC Barcelona vs. Real Madrid, en un 'ránking' de este año de la revista inglesa Four Four Two.

"El fútbol está en el centro de la respiración de este país, tiene una dimensión pasional asombrosa y encantadora y en los clásicos se potencia la identidad con el equipo", dijo Ariel Scher, escritor y profesor de 'Política y Deporte' en la escuela de periodismo deportivo Deportea.

Se dice en Argentina que el fútbol es pasión de multitudes y sus canchas templos. Estos factores fueron un trampolín político para el actual mandatario Mauricio Macri, un frío empresario multimillonario que presidió con éxito
Boca Juniors entre 1995 y 2007.

En el estadio Monumental, sede de los 'millonarios', se enfrentarán el domingo Carlos Tévez y Andrés D'Alessandro, símbolos de Boca y de River, que compartieron la gloria con la camiseta 'Albiceleste' en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

"Los clásicos son lo más lindo que le puede pasar a un jugador. Pero es uno de los pocos partidos que se me hace difícil cambiar el chip del hincha por el de jugador", admitió Tévez.

A raíz de la violencia en el fútbol, en 2013 se prohibieron las hinchadas visitantes en las canchas argentinas, por lo que el domingo las 62.500 plazas del Monumental se vestirán solo de rojo y blanco. La afición de Boca lo verá por TV, un golpe al folclore local.

 Enemigos íntimos

Ambos clubes nacieron hace más de un siglo en La Boca, un barrio obrero de inmigrantes italianos, en el sur de Buenos Aires.

Años después, River se mudó al norte de la capital para inaugurar en 1938 el Monumental en Núñez, zona residencial acomodada que le hace juego con el mote de "millonario", cuyo origen remonta a 1930 cuando transfirió a un jugador en una suma extraordinaria para la época.

Ahora, ni unos son tan ricos ni otros, tan pobres.

Boca mantiene su convicción de representar a "la mitad más uno" del país. River se jacta de tener la mayor cancha de Argentina.

Los rojiblancos, asociados con el buen juego, tuvieron en sus filas a figuras como Mario Kempes, Alfredo Di Stéfano y el uruguayo Enzo Francescoli. Boca tuvo a Diego Maradona, Juan Román Riquelme y ahora a Tévez, pero se lo identifica sobretodo con la 'garra' (coraje).

En copas internacionales lideran los auriazules (18 a 10), pero los de la banda roja ganan en títulos locales de la era profesional (35 a 25). En los clásicos, los 'xeneizes' van al frente (268 a 252) y buscarán ratificar esa 'paternidad'.

'Gallinas' y 'bosteros'

En la Bombonera, el legendario estadio de Boca, decenas de miles entonan cada domingo: "Las gallinas son así, son las amargas de la Argentina (...)". Cualquiera sea el adversario, hay dedicatorias para 'los primos', el rival eterno.

En el Monumental, no se quedan atrás: "Vamos los 'millos' a ser primeros, para que lloren todos los bosteros", cantan. Nacidos para ofender, los apodos 'bosteros' y 'gallinas' fueron apropiados como banderas por los aficionados.

'Bosteros' porque décadas atrás, el barrio de la Boca solía inundarse y olía en esa zona a excrementos de animales (la bosta). River lleva el mote de 'gallina' desde una histórica derrota 4-2 ante Peñarol de Uruguay cuando ganaba 2-0 en la Copa Libertadores-1966.

Odio sin fronteras
En las canchas no se cuidan las formas. Los cánticos son odas a la xenofobia, la homofobia, el racismo y la apología del delito, que se replican desde las tribunas populares a las palcos exclusivos.

"Hay quienes intentan alivianar el análisis diciendo que es todo un gran juego donde está permitido cualquier cosa. Pero ¿cuál es el límite?", se pregunta Scher.

Solo hubo un alto en los superclásicos, fue en 2011 cuando River perdió la categoría. Le llevó un torneo regresar a Primera y avivó una inédita mística contra el millonario. Boca Juniors no pierde ocasión de recordarle a coro: "Es una mancha que no se borra nunca más".

El domingo volverán a medirse. El fútbol dirá.

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