Los jugadores del club Estudiantes de la Católica se entrenan en la cancha de la institución educativa. 13 jugadores tienen becas académicas. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
Stalin Reyes obtiene, en ocasiones, entre USD 20 y 25 por jugar un partido con el club Quito Corazón, en el campeonato amateur de la capital.
El mediocampista llegó a debutar en la Primera a los 17 años, con el técnico Salvador Raguzza. 11 años después juega en el amateur por mantenerse en buenas condiciones físicas y disfrutar aún del fútbol.
Su futuro más bien lo ve en la abogacía. Cursa el noveno semestre de Derecho en la Universidad Central. Hace pasantías en un estudio y obtiene ingresos económicos.
Los equipos del torneo se nutren de jugadores que estuvieron en clubes de Segunda o Primera sin éxito. También de jóvenes talentos que se forman con la ilusión de dar el salto al fútbol de élite.
Hay 12 clubes en el certamen que tienen cerca de 600 jugadores, explica Alexander Reyes, presidente de la Primera del torneo Amateur de la capital. “Aquí se juega, literalmente, por el amor a la camiseta”, expresa el directivo.
Los clubes, en la mayoría de los casos, solo proveen la indumentaria y las canchas de entrenamiento. Otros entregan estímulos que sirven para sus traslados o hidratación.
Diego Acosta, mediocampista de 21 años, jugó en la selección de Pichincha y ahora está en el club Cumbre Alta. Este equipo, al igual que el resto de los que compiten en el torneo, practican por las tardes para que sus jugadores cumplan sus estudios o trabajos durante el día.
“Trabajo como asesor de ventas en una empresa”, cuenta Acosta, quien sueña con llegar al fútbol profesional. Él, al igual que sus compañeros, reciben tres uniformes. “La ventaja es que tampoco nos cobran por utilizar la cancha. A las personas que no tienen recursos les dan”.
Los futbolistas de Cumbre Alta practican por las noches en la cancha de un colegio. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
En el plantel también juegan los venezolanos José Araujo y Wilmer Terán, quien estuvo en el fútbol profesional de su país.
Terán, de 23 años, cuenta que salió de su país porque “la situación no daba para jugar” en el Trujillanos. Se vino a Ecuador hace dos años, y en la capital conoció al equipo, que tiene integrantes cristianos.
Un amigo le comentó que en el equipo hacían pruebas a inicios de esta temporada y el entrenador Nathan Taube, argentino-estadounidense, lo aprobó para el plantel.
Por las mañanas, Terán da clases a niños en el sector de Nanegalito con una fundación de ayuda social. Enseña fútbol a los pequeños. “También impartimos la palabra de Dios”.
Su club nació hace cinco años con la iniciativa de Taube y tiene auspicio de empresas que les proveen de uniformes. Gustavo Acosta, representante del club, explica que también hay auspicio de una organización de Estados Unidos.
En el torneo también intervienen equipos que representan a universidades que proveen becas académicas. Es el caso de Estudiantes de la Católica y ParqueFC, que representa a la Universidad Israel.
En Estudiantes de la Católica hay 13 jugadores que tienen becas académicas. El plantel es dirigido por el técnico Galo Sandoval y es coordinado por Jacqueline Bosch.
Los jugadores con el beneficio educativo acceden al 40% del crédito académico, que bordea los 1 200 semestrales. Antes de ello, los deportistas son evaluados en un año.
En el caso de estudiantes que vienen directamente desde el colegio pueden obtener las becas desde el inicio de su vinculación.
Universidad Israel, donde juega el exalbo Diego Calderón, provee becas a cinco integrantes de Parque FC. El plan del club es volverse autosustentable.