Susana Collahuazo es hincha de Aucas desde los 5 años.
Ella representa a la barra Guardia Oriental, hinchas que se ubican en la preferencia del estadio Gonzalo Pozo Ripalda.
Edwing Encalada. Redactor (D)eencalada@elcomercio.com
Para Susana Collahuazo, de 44 años de edad, los
2 944 días que Aucas permaneció alejado de la Serie A se constituyeron en un reto para acompañar al ‘Ídolo’ por todas las canchas del país, hasta que se cristalice el sueño de retornar al fútbol de Primera.
“En estos ocho años, solo falté al partido del pasado 12 de marzo ante Liga de Portoviejo y del 31 de octubre ante Deportivo Quevedo. El primero porque se jugó un miércoles por la noche y el segundo porque se jugó un viernes y no podía pedir permiso entre semana”, relató esta apasionada auquista, quien desde hace un mes prepara la fiesta del ascenso.
Susana no negó su ansiedad por el partido ante la ‘Capira’. De hecho las dos semanas previas al juego, no pudo conciliar el sueño por la emoción.
Desde hace 15 días, ella, sus siete hermanos y varios sobrinos, han picado papel con tijera en mano, una misión en la cual tuvieron que invertir varias noches. Tuvo una aliada incondicional en este tiempo, Helen Morales, su compañera de viaje, ambas forman parte de la barra Guardia Oriental y han liderado desde el 2006 los traslados a otras ciudades en el autobús de Jorge Suárez.
Hace números y dice que “sumando las distancias de estos años, creemos que hemos recorrido más de 13 590 kilómetros acompañando al Aucas en un bus escolar”. Todo salió bien, nunca tuvieron problemas en los desplazamientos, salvo el 9 de agosto pasado, “cuando se quebró el árbol de levas al pasar por un rompevelocidades, a una hora de salir de Portoviejo”, recordó.
Ese día tuvieron que embarcar a 40 hinchas en dos buses de transportación privada, para que los llevaran a Quito, mientras Susana junto a Jorge Suárez, Helen Morales y Gustavo Fiallos se amanecieron en el bus para al día siguiente buscar un mecánico en Tosagua que arreglara el automotor.
Este año también quedará marcado, ya que sufrieron el robo de dos banderas. Una fue en Manta, cuando seis personas de la barra de Delfín atacaron con un palo a una mujer de Guardia Oriental, la otra se la quitaron en Latacunga.
Susana dijo que no lloró en Ambato luego del triunfo oriental ante Macará, porque guardó sus mejores lágrimas para derramarlas en el estadio Atahualpa. Así lo hizo ayer.