Andrés Barrionuevo se abre paso en el triatlón ecuatoriano

Andrés Barrionuevo se ejercita en Cuenca para mejorar en el triatlón. Foto: : Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO

Andrés Barrionuevo se ejercita en Cuenca para mejorar en el triatlón. Foto: : Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO

Andrés Barrionuevo se ejercita en Cuenca para mejorar en el triatlón. Foto: : Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO

La carrera a pie es un punto débil de Andrés Barrionuevo. Cada día, con esfuerzo, el triatleta tungurahuense de 20 años intenta superar esa deficiencia para equilibrar su potencial con ciclismo y natación.

El pasado lunes, en la pista del estadio atlético Jefferson Pérez, hizo un entrenamiento especial, denominado velocidades críticas. Allí cubrió distancias de 200, 250 y 300 metros planos, con recesos de cinco minutos. El trabajo fue exigente y terminó agotado.

Cecilia Fárez, entrenadora de Barrionuevo, insiste con los entrenamientos de velocidad, para que remate bien la competencia. “Se defiende bien como nadador y ciclista, con ciertas correcciones en el atletismo, puede sobresalir”.

Barrionuevo llegó a Cuenca hace dos años, tras el fallecimiento de su técnico, Marcelo Salazar, con quien incursionó en el triatlón hace 3. Bajo su dirección clasificó al Mundial Júnior de Triatlón en Oregon, Estados Unidos, en el 2014. Allí terminó 53.

“Nunca olvidaré esa ubicación, porque desde ese día me propuse mejorar cada día hasta clasificar a unos Juegos Olímpicos. Ese es mi sueño y espero hacerlo realidad con el apoyo de mis padres”. Tokio 2020 es su propósito.

En el 2015, Barrionuevo participó en un campamento panamericano júnior que organizó la Federación Ecuatoriana de Triatlón en Cuenca. Allí conoció al mexicano Donato Barbosa, con quien se preparó cuatro meses. El DT volvió a su país y Andrés se quedó para entrenarse con Fárez.

La adiestradora está convencida que su dirigido puede mejorar en todos los aspectos, físicos y técnicos. “Es disciplinado, está dedicado por completo al triatlón”. Este año, en Puerto López, ganó la primera válida nacional en la categoría élite. Allí aprovechó las ausencias de Juan José Andrade y Armando Matute. Luego compitió en La Habana, Cuba, en donde terminó 17.

La adiestradora define a la competencia de Cuba como parte de su crecimiento. En menos de cuatro años como triatleta ha tenido poco roce internacional y eso se buscará ampliar en este año. En su agenda de torneos constan dos Copa Mundo, incluyendo la de Salinas. La idea es aprovechar la condición de anfitrión.

Desde hace un año, Barrionuevo vive en casa de la familia Fárez Pucha, en donde entrega un aporte por la vivienda y la alimentación. “Es nuestro hijo adoptado, está bajo nuestro cuidado por sugerencia de sus padres”, dijo la entrenadora.

Entre risas, confiesa que en Cuenca aprendió a comer sopa de verduras con queso y papa chaucha. Sin embargo, de vez en cuando no se priva de saborear una pizza. En los tiempos libres escucha música electrónica e investiga sobre cómo mejorar en el triatlón.

La familia de Barrionuevo reside en Baños de Agua Santa, en Tungurahua. Allí sus padres manejan la empresa turística Eduardos Ecología y Aventura, que es la que financia la preparación del seleccionado nacional. “No tengo ningún otro apoyo económico”.
Su reto más cercano es este domingo en Montevideo, Uruguay, en donde se harán tres torneos paralelos. Se trata del Iberoamericano, Sudamericano y Copa Panamericana de Triatlón. Él competirá en la categoría Sub 23 y su aspiración es ubicarse entre los cinco mejores. Él asegura que, “nada es imposible en esta vida”.

El desafío de este año es clasificarse al Mundial de Triatlón en Róterdam, Holanda, programado del 14 al 17 de septiembre. Para lograr ese objetivo debe ubicarse entre los tres mejores triatletas del país.

Reconoce los progresos que ha tenido con Fárez y espera sumar éxitos durante este año, en especial el de ir al mundial.
Ayer cumplió sus últimas prácticas y hoy viaja a Montevideo.

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