Aficionados del Chapecoense participan en una conmemoración a las víctimas del accidente aéreo. Foto: Fernando Bizerra Jr./ EFE
La tragedia del avión que trasladaba a Chapecoense fue la acumulación de una serie de equivocaciones. Tras el fallecimiento de 71 de los 77 ocupantes del vuelo, las investigaciones por los hechos se llevan a cabo en Brasil, Bolivia y Colombia.
Con las cajas negras y especialistas británicos se iniciaron las indagaciones y la reconstrucción de los hechos. Las cajas negras serán trasladadas a Reino Unido y la investigación tardaría hasta seis meses. Sin embargo, en las indagaciones previas ya se pudo hacer una reconstrucción de los hechos.
Así, el primer escenario ocurrió en Sao Paulo, en Brasil. El club tenía previsto arribar el lunes procedente de Sao Paulo en un avión Airbus 320 fletado.
Por una desautorización de la Agencia de Aviación Civil de Brasil (ANAC), la delegación tuvo que hacer escala en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
La ANAC informó que el vuelo directo no fue autorizado debido a acuerdos internacionales. “El pedido fue denegado con base en el Código Brasileño de Aeronáutica y en la Convención de Chicago”.
La delegación cambió de planes y se trasladó a Bolivia. El avión de Lamia despegó del aeropuerto boliviano de Viru Viru pese a “observaciones” al plan de vuelo que hizo la autoridad aeroportuaria local.
La ANAC, sustentada en un informe de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (Aasana), señala que la principal observación tenía que ver con la autonomía de vuelo de la nave, un Avro Regional Jet 85.
El vuelo entre Viru Viru y Medellín (Colombia) es de cuatro horas y 22 minutos. El mismo tiempo de la autonomía de vuelo de la aeronave (tiempo para mantenerse en el aire), equivalente a unos
3 000 km, escribió la funcionaria de Aasana, Celia Castedo. Ante esto, ella solicitó un plan de vuelo alterno y observó que los formularios estaban “mal llenados”.
La funcionaria transcribió en su informe la conversación que tuvo con el despachador de Lamia, Álex Quispe. “No señora Celia. Esa autonomía me han pasado, nos alcanza bien. Así nomás lo presento, lo hacemos en menos tiempo, no se preocupe”, afirmó el despachador, según Castedo.
Sin embargo, no se conoce por qué se permitió su salida. Ayer, el Gobierno boliviano suspendió el permiso de operaciones de la aerolínea Lamia y despidió a los funcionarios.
Una vez en el aire, con la constancia documentada de que el combustible podría no alcanzar para llegar al destino, Miguel Quiroga, el piloto, optó por no declarar inicialmente el estado de emergencia en su contacto con los controladores aéreos, y solo solicitó la prioridad, que no fue suficiente para adelantar el aterrizaje.
Lamia se encargó en los últimos meses de transportar plantillas de fútbol, en la que se especializó. Lionel Messi viajó dos veces en ese avión (en octubre de este año), al igual que las selecciones de Bolivia, Venezuela y Paraguay; Lamia también llevó a las delegaciones de Cerro Porteño, de Paraguay, y Atlético Nacional de Colombia.
Quiroga, accionista de la empresa, podría haber recibido sanciones económicas y hasta una potencial inhabilitación personal y denuncias criminales.