Ecuador registra una historia de 40 terremotos de intensidad igual o mayor a VIII (daño fuerte) en la escala de Medvedev Sponheuer Karnik (MSK), desde 1541, año del que data la primera catástrofe.
Esta escala de intensidad macrosísmica mide cómo se sintieron los terremotos, los daños en las construcciones y los defectos en la naturaleza. Tiene 12 grados de intensidad, siendo el más bajo el uno y se expresa en números romanos para evitar el uso de decimales.
El terremoto ocurrido este 16 de abril del 2016, a las 18:58, con una magnitud de 7,8 Mw, 20 km de profundidad y cuyo hipocentro fue en Pedernales (Manabí) tuvo una intensidad igual a VIII, es decir, daño fuerte, explicó Mario Ruiz, director del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (EPN).
Con esta intensidad, generalmente, hay más de 100 000 afectados y se pone a prueba la calidad de las construcciones, pues se agravan las grietas, los edificios más antiguos se derrumban parcialmente o sufren grandes daños. También se pueden apreciar ondas en suelos muy blandos, producir corrimientos de tierra y desprendimiento de rocas, etc.
El país no había registrado un evento de esta intensidad desde hace 18 años, por lo que la población no recuerda ni tiene idea de qué hacer, reconocieron las autoridades del Geofísico.
El estudio del riesgo sísmico en el Ecuador, de Hugo Yepes, técnico del Geofísico, Bertrand Guillier y Jean-Luc Chatelain, incluso, señala que pese a que el Ecuador tiene una larga historia de actividad sísmica que ha provocado la destrucción de ciudades enteras y la muerte de más de 60 000 personas por causa de terremotos, no existe en el país una conciencia real acerca del peligro sísmico. “Cada nuevo terremoto ocasiona victimas, las mismas que habrían podido evitarse si se hubieran asimilado las lecciones dejadas por estos eventos telúricos”.
El 4 de agosto de 1998 fue el último terremoto de magnitud 7,1 Mw, frente a Bahía de Caráquez (Manabí). El epicentro fue en el poblado de Canoa.
Decenas de familias fueron afectadas, cerca del 10% de las edificaciones de hormigón armado de hasta dos pisos del sector turístico tuvo daños importantes en su estructura; en las zonas suburbanas más del 50% de las estructuras presentó daños graves, que incluso llevaron a los derrocamientos, entre otros impactos.
Con el reciente terremoto se contabilizan 40 seísmos de esta intensidad en los últimos 475 años en el país. De acuerdo con un estudio de 1992, realizado por el ingeniero geotécnico, Fabián Bonilla, y Ruiz hasta esa fecha se registraron 38 terremotos, luego se dio la sacudida de Bahía y este 2016 sería el 40.
La fuente del sismo de este sábado, que obligó a declarar en emergencia a seis provincias costeras, justo se dio al norte de la zona donde se generó el terremoto de Bahía, dijo Ruiz.
Así también esta catástrofe coincidió con el mismo día (16) en el que sucedió el gran terremoto de Ibarra de agosto de 1868. De acuerdo con los registros del Geofísico, la madrugada de esa fecha (4:00) aconteció el más destructivo de los sismos para la sierra norte de Ecuador con una magnitud de 7,2 e intensidad X (devastador), en la escala de MSK.
En esa ocasión se destruyeron totalmente las ciudades de Ibarra, Otavalo, Cotacachi, San Pablo, Atuntaqui y otras poblaciones vecinas. El saldo del terremoto fueron miles de muertos, destrucción total de viviendas e iglesias, grandes deslizamientos que afectaron carreteras y haciendas.
Durante este período de tiempo, entre 1541 y 2016, el Ecuador ha tenido en promedio un terremoto por cada 11,9 años.
La sismicidad a nivel deI Ecuador es consecuencia de la convergencia entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana. Esta interacción entre placas hace que se acumulen esfuerzos tanto entre la zona de contacto como en la parte interna de las placas continental y oceánica.
Solo en el siglo pasado, Ruiz añade que ocurrieron 13 seísmos de la misma intensidad del actual (VIII), en Pichincha, Chimborazo, Cotopaxi, Imbabura, Carchi, Loja.