La casa de hospedaje Samari, en La Moya, es un sitio destinado a los turistas; el diseño arquitectónico y la decoración están inspirados en la forma de vida de esta. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.
Un colorido mural que cuenta la historia de Jatari Campesino, una comunidad indígena situada en las faldas del volcán Chimborazo, recibe a los viajeros del tren. En la ruta, que atraviesa tres comunidades, también se pueden ver edificaciones andinas y una iglesia patrimonial.
El mural está pintado sobre las paredes del centro artesanal de la comunidad, cerca al andén del ferrocarril andino, donde los turistas son recibidos con bailes autóctonos y una completa explicación del contenido de este mural.
En la pintura se muestran las fiestas populares de la comunidad, la comida autóctona, los personajes icónicos y otras tradiciones contemporáneas como la crianza de camélidos y la elaboración de prendas de vestir con fibras de alpaca.
La iglesia San Sebastián en La Moya también se usó para pintar un mural comunitario. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.
Los hieleros de Jatari Campesino y La Moya, también aparecen en la pintura. Ese es un oficio extinto en ambas comunidades debido a la dificultad física que representa ascender hasta las minas de hielo ubicadas en el Chimborazo y también a la poca demanda.
El artista riobambeño Pablo Sanaguano es el autor de la pintura, pero también participaron en el proceso las mujeres artesanas de la comunidad. El mural es parte de una estrategia comunitaria, y también turística, para fortalecer el turismo en ese sitio.
En el interior del centro comunitario se instaló una cafetería decorada con objetos antiguos encontrados en la comunidad y prendas de alpaca hechas por las 42 mujeres de la comunidad. Además, en estanterías de madera se exhiben vasijas, sombreros, lámparas y otras antigüedades.
La cafetería también está decorada con paja recogida en el páramo y una chimenea para abrigar el ambiente. En los días más fríos del año, la temperatura promedio en este sector desciende hasta los nueve grados centígrados.
La chimenea fue construida con materiales tradicionales. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.
La segunda parada en el recorrido es La Moya. Allí los comuneros convirtieron su centro comunitario en un restaurante y hospedaje denominado Samari, una palabra kiwcha que significa ‘descanso’.
La infraestructura de dos plantas incluye una cocina, un restaurante y tres habitaciones con capacidad para alojar a 16 personas. El diseño arquitectónico y la decoración están inspirados en la forma de vida que tienen los nativos y la cosmovisión andina.
El punto más atractivo es un horno de leña construido con una técnica antigua. Melaza, piedras volcánicas, bloques de tierra y sal fueron algunos de los materiales que se combinaron para el relleno de esta importante estructura de esta edificación andina.
Los murales que se pintaron tienen una estrecha relación con la cotidianidad de los habitantes de la comunidad Jatari Campesino; esto incluye el paso del ferrocarril andino. Foto: Glenda Giacometti/ Construir.
Allí también está construida una iglesia que tiene más de 100 años de antigüedad, donde los comuneros festejan a su patrono San Sebastián. La capilla está edificada con piedras blancas y en la pared posterior se pintó un mural donde se muestran las fiestas que se realizan en honor al santo.