La volumetría del edificio muestra el forro de malla de acero que cubre la piel interior de módulos de aluminio. Fotos: www.plataformaarquitectura.com
Fue uno de los nominados en arquitectura educativa para el concurso la Obra del Año 2017 (ODA’17) convocada por los portales Archdaily y Plataforma Arquitectura, los de mayor lectoría del mundo.
Aunque no ganó, su singular forma le mereció muchos ‘fans’, especialmente entre arquitectos y urbanistas. Se trata del Parque Educativo de Marinilla, un municipio ubicado en el departamento colombiano de Antioquia.
Esta unidad educativa de 700 m² fue diseñada por la firma de Bogotá y dirigida por Giancarlo Mazzanti.
Concebido como ‘un esqueleto a la vista’, el edificio elevado está definido por su volumetría facetada y por la materialidad de un cerramiento permeable formado por paneles prefabricados de aluminio, explica el portal arquitectura viva.com.
Esta malla metálica envuelve la estructura de acero mientras permite la ventilación natural y el disfrute de las vistas del entorno.
Los interiores tienen espacios específicos para el relax y la interacción.
Delimitando las aulas y los espacios polivalentes destinados a acoger diferentes actividades (incluyendo conciertos, conferencias y exposiciones), la tabiquería interior es de policarbonato traslúcido de color rojo y los suelos de polímero y madera. La composición ramificada de formas geométricas abiertas facilita futuras ampliaciones.
Además de la volumetría general, la materialidad del Parque Educativo de Marinilla es quizá lo que más resalta a primera vista debido a que es una malla de aluminio la que envuelve todo el edificio.
Tanto las fachadas como los planos inferiores y superiores están resueltos con paneles prefabricados de malla expandida que se sujetan de la estructura principal del edificio, razón por la cual su montaje es bastante sencillo.
Asimismo, explica Mazzanti, debido a que la configuración es semiabierta la malla funciona como el mecanismo de cerramiento permeable que -cumpliendo la función principal de acoger y proteger del entorno- permite al edificio ventilarse de manera natural.
El edificio está levantado sobre pilotes de acero anclados en hormigón.
Además, debido a la situación del edificio, la malla posibilita a los usuarios sacar mayor provecho de las visuales y tener contacto con la naturaleza que lo rodea y las actividades del exterior.
Para el piso se utilizó un deck de polímero-madera, que genera mayor calidez en el espacio interior sin romper con la tonalidad del conjunto. Con el uso del recubrimiento de color rojo en las caras exteriores de las aulas se busca resaltar estos puntos dentro del gran espacio que es el edificio. La idea fue destacar los focos de actividad.
La estructura es otro punto esencial, según Archdaily. Si bien se concibe como un esqueleto a la vista, no es invasiva. No solamente es una cuestión de uniformidad cromática sino de armonía entre la piel y su armazón.
El componente ‘vegetación’ es, también, crucial. Se planteó un sistema perimetral de enredaderas que, con el tiempo, agregará vitalidad y color al lugar. La idea es que genere apropiación por parte de los usuarios, quienes podrán cuidar e interactuar con las flores y las plantas.
La gran grada de acceso al piso superior está en el medio.