Sé que es reiterativo. Policías persiguiendo infractores de pico y placa, escondidos en radares y en semáforos. No todos, obviamente, pero si bastantes. Y si empieza a llover o es viernes en la tarde muchos desaparezcan, deben tener cosas que hacer, otros en cambio tienen un sueldito variable mes a mes. Sin embargo, no solo es cuestión de tráfico, cuán insegura está la ciudad, antes también lo estaba, no se enoje señor correísta, pero Dios no quiera nos pase algo, o peor, le pase algo a algún ser querido. Que haya gente trabajando para la seguridad, en sí, no reducirá la delincuencia, pero que bueno es verlos en las calles patrullando, acompañando a las personas indefensas, lamentablemente arriesgando su valiosa vida. Ser policía o guardián debe ser un orgullo, pero deben ser capacitados, tener el armamento y los recursos necesarios para trabajar, si hábilmente atrapan a los malvados, los jueces corruptos los sueltan y el círculo vicioso continúa.
Arriba estos héroes anónimos, con su vida al filo de la navaja mantienen a sus familias, o ¿quién se apunta para salir a defender a ilustres desconocidos armados principalmente con valor y fe?