Espeluzna el leer artículos como el del Sr. Farith Simon del 8 de abril de 2013, que desde su título hace ver el poco valor que se da a la vida humana. Por más que semánticamente se quiera hacernos pensar que la palabra “embrión” no entraña una vida humana y por ende es susceptible de estar sujeto a la decisión de quien lo alberga (mujer) en aras de evitar la venida de un “ser humano a sufrir en el mundo”, la realidad desecha tal pretensión por descabellada e inmoral. Y el asunto es que no solo es tema de moral sino de derechos humanos que es evadido. El art. 45 de la Constitución precautela el derecho de los niños a la vida desde la concepción, es decir, que nuestra Constitución reconoce al fruto de la concepción como un niño. El Diccionario de la RAE dice de la concepción: “Del latín conceptio, el término concepción hace referencia a la acción y efecto de concebir. En biología, trata de la fusión de dos células sexuales para dar lugar a la célula cigoto”. Si seguimos la tesis amoral de Simons deberíamos matar a todos los pobres para eliminar la pobreza.