Wall Street está plagada de lobos y uno de ellos salta a la pantalla con DiCaprio trayendo un cínico mensaje: el mundo puede ser tuyo si te decides a archivar tus escrúpulos y a sepultar tus valores.
Lo sui géneris de este personaje es su modus operandi para embolsicarse el dinero de los demás: droga, mucha droga sazonada con sexo a lo bestia, con todas las aberraciones posibles.
El poder de tan promocionado filme, configura un pernicioso modelo que habrá disparado la demanda de la droga entre los que pretenden emularlo.
Es sintomático que en los “paraísos artificiales” se satanice exclusivamente a los “carteles” proveedores; nunca hay críticas contra los que incentivan el consumo, que es donde está el gran negocio fomentado por la ilegalidad.
¿Alguna vez se oyó sobre el “cartel de NY”? No, los ricos consumidores están libres de pecado. Los malditos tercermundistas traen la tentación y hay que acabar con ellos.