El papa Francisco designó como nuevo arzobispo de Guayaquil a monseñor Luis Cabrera Herrera. Sacerdote franciscano de 60 años de edad, y con gran formación humana y religiosa; hombre sencillo, sincero y bondadoso. Hará realidad aquella “opción preferencial por los pobres”.
Guayaquil merece tener como nuevo arzobispo a un hijo de Francisco de Asís, el santo de ayer, de hoy y de siempre. El prelado, con toda seguridad, será un arzobispo que se entregará por completo a visitar, compartir y preocuparse de todas las parroquias urbanas y rurales de Guayaquil; seguro que no será un actor político partidista-elitista. Una gran labor misionera se espera de Luis Cabrera que, como todo azogueño, será constante, firme y decidido para servir a la Iglesia Católica en la ciudad y cantón Guayaquil. La Doctrina Social de la Iglesia será el pilar del nuevo arzobispado que deberá trabajar sin tregua al servicio de una fe con obras, servicio que es la mejor, única y verdadera obra de Dios. Que la Divina Providencia guíe los pasos del nuevo Arzobispo de Guayaquil, en su “opción preferencial por los pobres”.