Las cacerolas en Argentina no sirven solo para preparar el arroz, sirven para que el poder escuche el sentir de la gente, en las calles ya se puede oír el eco de los cacerolazos pidiendo Libertad de prensa, justicia independiente, separación de poderes, no más corrupción, no a la reelección; a cacerolazo limpio el pueblo contra el tozudo poder, definitivamente este es un halón de orejas al populismo en América Latina, es lo que pasa cuando los dueños temporales del poder han abusado de su posición y la gente que no vive de las políticas rentistas de estos estados empieza a razonar sobre el futuro, a este tipo de gobiernos no les servirá de nada crear más y más políticas clientelares, porque la gente simplemente no se dejará comprar ya por dádivas y mensajes de justicia social que son fáciles de vender pero a la larga afectan más a quienes más necesitan, es decir a quienes hoy son los supuestos beneficiarios de este uso indiscriminado del dinero ajeno por parte de un Estado que se cree dueño absoluto de la verdad, entonces el Gobierno no tendrá más camino que usar el miedo, la intimidación legal o incluso ilegal.