“Si no podemos, ni debemos, ser una potencia política, económica, diplomática y menos – ¡mucho menos!- militar, seamos una gran potencia de la cultura”. Benjamín Carrión.
En definitiva, evaluándonos de una manera un poco superficial pero real, podemos constatar que si bien es cierto hay un gran número de personajes que se han destacado nacional e internacionalmente en distintos campos como la literatura, la música, la ciencia, la política, lamentablemente no logramos despuntar de una buena vez y parecería que nos hemos estancado, pues a diferencia de nuestros vecinos no ostentamos Premio Nobel alguno u otro premio que resalte nuestra verdadera labor en pro de la cultura.
Probablemente, si analizamos a nuestra sociedad descubriremos que a la gente en general no le interesa incrementar su acervo individual pues están más concentrada en ganar el pan del día para ellos y sus familias por lo tanto parecería irrelevante el conocer, aprender y razonar, pero esto no solo es culpa de las personas sino también de los medios de comunicación, en especial los televisivos, ya que si constatamos el tipo de entretenimiento que se transmiten en los programas de televisión, llegamos a la conclusión de que son programas de una carga intelectual muy baja y parecería que están destinados a un público al que no le interesa pensar. Finalmente, el Estado es el primer llamado a preocuparse por la riqueza intelectual de los ecuatorianos, para así generar en un futuro gente que critique, razone y se levante contra los problemas e injusticias sociales que le rodean, si es que a los gobiernos les interesará verdaderamente la gente con tales cualidades pero ese ya es otro tema.
Concluyendo que los ecuatorianos tenemos la capacidad suficiente para destacarnos en el plano cultural, pues nuestra historia nos acompaña, solamente hay que tomar la decisión para poder despuntar como una verdadera potencia cultural.