La Silla Vacía

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El origen del matriarcado

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La teoría de matriarcado o grupo social dominado o regido por la mujer, ha sido objeto de gran controversia desde que en 1860, el etnólogo suizo J.J. Bachofen realizó sus descubrimientos sobre esta materia. Nueva pregunta.

Bachofen sostenía que en la mayoría de las razas existían pruebas de haber pasado por un período en el que los hijos adoptaban el nombre de la madre en lugar del padre, y también que la propiedad se transmitía por línea materna, además de que la mujer tenía unas determinadas prerrogativas económicas. Un sinfín de leyendas y mitos parece indicar que existió una época, en la sociedad primitiva, en la que la mujer era dominante.

• Anhelo de paternidad

J.F. Mc Lennan, un escocés contemporáneo de Bachofen, llegó a las mismas conclusiones, aunque basándose en otras razones. Él se apoyaba en un llamado parentesco o relación única de las mujeres, dado que la paternidad, en las épocas de la promiscuidad sexual, era algo completamente incierto o indeterminado.

La teoría de Mc Lennan ha sido generalmente aceptada por los modernos etnólogos. Sin embargo, no todos los investigadores están de acuerdo en que el matriarcado fuera una etapa que precedió a la autoridad paterna u organización familiar, pero ante las pruebas existentes, parece que la razón está de parte de los que sostienen aquella teoría. Mc Lennan afirma que solamente el deseo o anhelo de la paternidad puede haber dado origen al conocimiento de la relación o parentesco entre los varones de la tribu.

• La familia maternal

El matrimonio ‘matrilocal’ es el convenio por el cual el marido inmediatamente después de la celebración del matrimonio, pasa a vivir en compañía de los familiares de su esposa, y en cierto sentido se halla sometido a su autoridad.

En este caso, el joven esposo considera a su suegro como si fuera su propio padre, y la mayoría de las veces mantiene a toda la familia. No llega a ser su propio dueño hasta la muerte de su suegro e incluso entonces, la mayoría de las veces, puede continuar sometido a la autoridad de algún otro varón de la familia de su esposa, o bien de su suegra.

• Ejemplos

La forma familiar y organización política de los iroqueses, se ha citado como un ejemplo de los ‘derechos de la madre’, como consecuencia de los privilegios disfrutados por las mujeres de la tribu. Las tribus que originalmente constituyeron la confederación iroquesa del noreste de Nueva York y el sudeste de Canadá, fueron los mohawka, oneida, cayuga y séneca.

La privilegiada situación económica de la mujer iroquesa nos demuestra el hecho que ella era quien disfrutaba de la tenencia de la tierra, y era solamente ella quién podía determinar, -llegado el caso de que se cansase del hombre- del hombre o el divorcio. El esposo adoptaba el nombre y la nacionalidad de la mujer, del mismo modo que los hijos llevaban el nombre materno y solo heredaban por línea materna.

Cuando el gobierno americano tuvo que suscribir tratados con los indios sobre las tierras, fue necesario recabar la autorización y firma de las mujeres indias para que las transacciones fueran consideradas válidas.

Las mujeres iroquesas no eran solo iguales al hombre en política, economía e influencia, sino que, en algunos aspectos, eran superiores, especialmente en cuanto a su posición en toda ceremonia celebrada en la tribu.

• Dominación femenina

Bachofen ha demostrado también la antigua asistencia del ‘derecho maternal’ (lo cual es un sinónimo de la dominación femenina) en Lycia, Atenas (antes del período heroico), Egipto y las tribus italianas de antes de la fundación de Roma; en partes de la India, Asia Central, Lesbos y Mantinea. Sin embargo, la lista es mucho más larga.

Plutarco cuenta que en Esparta las mujeres eran las únicas propietarias de la tierra, lo cual de por sí era un hecho suficiente para que se hallasen en una situación predominante. Un estudio comparativo de la dominación femenina habida entre los más diversos pueblos, demuestra que las mujeres tenían las prerrogativas y privilegios que son propios de los hombres en una sociedad de régimen masculino.

Por último, reconocen los investigadores, que bajo la orden matriarcal existieron condiciones de vida relativamente pacíficas, porque ‘la mujer es esencialmente conservadora’.

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