La Silla Vacía

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Educación: cuatro decisiones inaplazables

El diálogo debe incluir a la educación inicial, básica y bachillerato; la convocatoria al Consejo Nacional de Educación (CNE) es urgente, por disposición legal; el sistema educativo es por competencias pedagógicas; y, es impostergable una nueva política sobre la formación inicial y continua de todos los docentes ecuatorianos. Todo ello en el contexto del nuevo Plan Decenal 2016-2025.

· El diálogo intercultural

Varias mesas de diálogo se han instalado en algunos escenarios: la economía, el ámbito público-privado, la lucha contra la corrupción, la educación superior, entre otros. Llama la atención que el sistema educativo, cuya rectoría depende del Ministerio de Educación, no ha dado señales objetivas en esa dirección, pese a existir asuntos pendientes como la interculturalidad, la formación del profesorado, el financiamiento, las escuelas cerradas, la educación rural y la mejora de la calidad.

El diálogo intercultural implica un proceso socio-educativo que va más allá de las declaraciones. El Ecuador necesita acuerdos para la acción, que lleguen desde las aulas, con la participación directa de sus actores: los profesores, los padres de familia, los estudiantes y exalumnos. Y se consideren otras áreas importantes como el currículo, los textos escolares, la salud, las bibliotecas, y el abordaje de problemas emergentes como el abuso escolar y el uso de las tecnologías en la educación.

· Convocatoria al Consejo Nacional de Educación.

Un caso patético es no la convocatoria al Consejo Nacional de Educación (CNE), organismo encargado de estudiar y aprobar los planes educativos nacionales, de conformidad con la Ley Orgánica de Educación Intercultural. Desde 2008 no se ha integrado ni convocado en CNE, por razones que se desconocen. Es hora que el país cuente con el Plan Nacional de Educación que establece la Ley Orgánica de Educación Intercultural en los Arts. 23 y 24.

La LOEI es clara: “El Consejo Nacional de Educación es el organismo permanente de orientación y consulta de la Autoridad Educativa Nacional”, según el Art. 24. El Art. 25 establece las funciones del CNE: “a) Participar en la elaboración y aprobación del Plan Nacional de Educación; b) Ser órgano de consulta en materia educativa general; y, 3) Definir, conjuntamente con el Consejo de Participación Ciudadana, los mecanismos de participación de la ciudadanía en el ámbito educativo nacional, de conformidad con la Constitución de la República y la Ley”.

Esta grave omisión debe corregirse de inmediato. Como se sabe las leyes son de cumplimiento obligatorio, y no facultativas. Además hay que poner en la mira el nuevo Plan Nacional de Educación 2016-2025.

· Las competencias pedagógicas

El tema ha sido muy debatido, pero los resultados poco convincentes. Tanto la Constitución de 2008, como la Ley Orgánica de Educación Intercultural vigentes, establecen que la educación ecuatoriana es por competencias. Sin embargo, en diez años de revolución educativa el planeamiento curricular del Ministerio de Educación, según consta en varios documentos, se define por destrezas, es decir, por “desarrollo de capacidades de desempeño”, antes que competencias como ordenan los cuerpos legales mencionados.

Así, el Art. 27 de la Constitución de Montecristi, dice: “La educación se centrará en el ser humano y garantizará su desarrollo holístico, en el marco del respeto de los derechos humanos […], estimulará el sentido crítico, el arte, la cultura física, la iniciativa individual y comunitaria, y el desarrollo de competencias y capacidades para crear y trabajar”.

Por su parte, el Art. 6, literal x, de la Ley Orgánica de Educación, expresa: “El Estado tiene las siguientes obligaciones adicionales: Garantizar que los planes y programas de educación inicial, básica y de bachillerato, expresados en el currículo, fomenten el desarrollo de competencias y capacidades para crear conocimientos y fomentar la incorporación de los ciudadanos al mundo del trabajo”.

· Formación inicial y continua del profesorado

La calidad de la educación, la evaluación y la formación del profesorado están íntimamente relacionadas. Si bien se han realizado esfuerzos en el mejoramiento de la calidad –el Ecuador se halla en el puesto 7 entre 14 países de la región-, la deuda en este rubro sigue pendiente. En el caso de la evaluación, el INEVAL –Instituto Nacional de Evaluación- ha creado un sistema integrado de evaluación de estudiantes, profesores e instituciones educativas, pero la formación de los profesores reclama un verdadero plan de largo plazo con la participación de las universidades, los institutos superiores pedagógicos y el propio Ministerio de Educación.

La organización de la Universidad Nacional de Educación –UNAE- es una señal de esperanza; pero falta un sistema macro educativo que fortalezca la investigación pedagógica, el reclutamiento de docentes con nuevos perfiles, el mejoramiento de sus condiciones de vida, la capacitación continua y nuevos estándares con el apoyo de las tecnologías de información y comunicación.

· Perspectivas

Estas cuatro estrategias constituyen ejes fundamentales que la sociedad ecuatoriana, y el Ministerio de Educación en particular deberían gestionar en el corto plazo. No hay tiempo que perder. A la atención preferente del sistema educativo en cuanto a la planificación y ejecución de los ciclos escolares, es urgente articular acciones de mediano y largo plazo con la sociedad civil, la empresa privada y los propios profesores para que el diálogo propuesto rinda frutos concretos: mesas de negociación, encuentros y acuerdos para la acción con rendición de cuentas, donde cada escuela y cada profesor se movilicen en favor de un proyecto educativo transformador por competencias pedagógicas. ¡Y que el Consejo Nacional de Educación (CNE) opere lo antes posible!