Entrevista a Wilson Ruales, consultor tributario. Foto: EL COMERCIO
¿Cuál es el escenario para la economía y los consumidores luego de que empezaron a regir nuevos impuestos desde este mes?
En la crisis que vive el país es inoportuno subir los tributos, más cuando se han realizado tantas reformas tributarias que crean desconfianza en el inversionista. Eso genera desaliento en la inversión, falta de generación de empleo, incertidumbre e incluso menos recaudaciones fiscales.
¿Por qué?
Las autoridades han señalado que la recaudación por el incremento de dos puntos del IVA sumaría USD 700 millones. Ese monto está por debajo del rendimiento promedio del IVA hasta el año pasado, cuando cada punto generaba unos 500 millones. Es decir, el incremento de dos puntos del IVA en las condiciones anteriores habría generado USD 1 000 millones, pero por las complicaciones introducidas en el sistema impositivo del IVA no sería extraño que la recaudación sea aún menor a la prevista por las autoridades.
Pero el alza del IVA era la única vía para financiar la reconstrucción por el terremoto. ¿Había opciones?
Si bien el IVA es uno de los impuestos de más fácil y rápida recaudación, el incremento de su tarifa no era el único mecanismo para obtener más recursos fiscales. En varias ocasiones se ha insistido en la necesidad de revisar y focalizar los subsidios, en especial los que favorecen a los estratos de mayores ingresos y que aumentan la equidad, así como de aquellos que propician el contrabando. Dentro del mismo IVA se podía revisar los bienes y servicios exentos o con tarifa 0%, para evitar distorsiones y mejorar la equidad en el impuesto.
¿Cuáles, por ejemplo?
El pan -excepto el común-, embutidos, quesos maduros, vehículos híbridos, seguros de vida, etc. Son bienes y servicios que benefician más a los estratos de ingresos altos. Su revisión podría disminuir la regresividad del impuesto.
¿Qué pueden esperar los consumidores con los nuevos impuestos vigentes?
El incremento del IVA afecta al consumidor final porque aumentan los precios, y no solamente de los bienes gravados con el 14% sino también de aquellos gravados con tarifa 0%, pues los insumos para producirlos, en varios casos, sí están gravados con el 14%.
El Gobierno sostiene que la caída de la demanda, producto del alza de impuestos, se compensará con más gasto público.
El gasto público puede dinamizar una economía cuando el sector privado tiene confianza para invertir y producir, pero eso no sucede hoy. Además, el Gobierno ya ha hecho algunos ajustes presupuestarios que reducirán el gasto público. El gasto para la reconstrucción será insuficiente para generar un efecto expansivo.
La mayoría de los bienes de primera necesidad no pagan IVA. ¿Se puede esperar que no haya mayor impacto en las personas de menores ingresos?
El IVA es un impuesto general al consumo y tiene un carácter regresivo en relación al ingreso. Es decir, afecta proporcionalmente más a los estratos de menores ingresos y proporcionalmente menos a los estratos de mayores ingresos. Varios análisis realizados en el Ecuador, con base en las encuestas de presupuestos familiares, demuestran que de todas maneras el IVA es un impuesto regresivo por lo inadecuado de las exenciones previstas con tarifa 0%.
¿Cuánto puede mejorar la equidad con el impuesto a la herencia y plusvalía que anuncia nuevamente el Régimen?
Los impuestos a las herencias y plusvalía, al menos en la forma en que fueron presentadas anteriormente, son inconvenientes porque desestimularían el ahorro y la inversión en el país. El impuesto vigente a las herencias es un adecuado instrumento de redistribución de riqueza y solamente debe enfatizarse en los mecanismos de control para combatir la evasión tributaria. De igual modo, el impuesto vigente a la plusvalía debe administrarse mejor y contrarrestar los casos de transacciones que utilizan información privilegiada.
En este escenario de mayores impuestos en el país se observa a más ecuatorianos viajando de compras a Ipiales, por la gran diferencia de precios. ¿Cuándo se volvió Ecuador un país caro?
Hay dos causas fundamentales. Por un lado, el incremento de remuneraciones sin tomar en cuenta la productividad, lo que encareció la mano de obra en la mayoría de sectores económicos. Por otro, el exagerado crecimiento del gasto público, con un efecto expansivo en el consumo que, al no encontrar respuesta en la oferta interna, incrementó los precios de bienes y servicios, lo que se contrarrestó en parte por el aumento de las importaciones.
¿La dolarización es la causa del problema?
La dolarización exige disciplina fiscal y laboral, lo cual no se ha observado en el país en los últimos nueve años. El hecho de que el país no cuente con moneda propia ha impedido las devaluaciones a las que nos vimos abocados en la década de los noventa. Más bien generó estabilidad económica y mayor certidumbre.
Pero la devaluación del peso, por ejemplo, sí abarata los precios de productos colombianos respecto a los nacionales. ¿Cómo afrontar esta realidad?
Es una situación compleja que demanda medidas de largo plazo para incrementar la productividad interna. Y para eso se debe capacitar más a los trabajadores, introducir nueva tecnología y favorecer la inversión nacional y extranjera.