Trabajos de limpieza que continúan en la parroquía Alluriquín de Santo Domingo de los Tsáchilas. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO
Los trabajos de limpieza en la vía Alóag-Santo Domingo se reiniciaron este 28 de marzo de 2015 a las 06:00. Alrededor de 60 obreros de la compañía Hidalgo e Hidalgo, que es la concesionaria de la vía, trabajan en los 101 kilómetros del eje vial.
En el kilómetro 28 + 400 es donde más se concentran los técnicos y fiscalizadores para supervisar el desalojo de material pétreo que cayó en este lugar, que fue declarado campo santo, debido a que varias personas fallecieron en el derrumbe que se registró el jueves 19 de marzo de 2015.
Según Mario Maldonado, director de Transporte y Obras Públicas de Santo Domingo de los Tsáchilas, de los trabajos de limpieza que se realizan en esa zona depende la apertura de la vía.
En el sector de Alluriquín, entre los kilómetro 79 y 89, se realizan trabajos de limpieza de cunetas y alcantarillas. El paso vehicular para esta zona es restringido a automotores particulares. Solamente pueden ingresar maquinaria, vecinos del sector y vehículos de servicio, socorro y seguridad en horario de 06:00 a 18:00. “Esta decisión se tomó para precautelar la vida de las personas”.
En Alluriquín se presentaron más de 30 derrumbes de grandes dimensiones. Más de 280 personas fueron damnificadas. Para ayudarlos hoy y mañana se realizará una feria del dulce con los productos típicos de la zona. Quienes deseen ayudar también podrán llevar víveres y ropa a las familias que perdieron sus viviendas y estás en albergues temporales.
La feria se realizará en el Parque de la Juventud y la Familia desde las 10:00 hasta las 15:00 de este sábado 28 de marzo. El domingo 29, en cambio, se realizará una actividad similar en el recinto ferial, en el mismo horario.
En las parroquias rurales de Santo Domingo, las fuertes lluvias de esta madrugada también ocasionaron que los moradores de Valle Hermoso y San Jacinto del Búa estén alertas. Según Juana Loor las precipitaciones hicieron que el río Blanco creciera, pero no se desbordó.
Sin embargo la calle aledaña al afluente se convirtió en un lodazal. Los vecinos debieron salir del lugar con botas o fundas plásticas del lugar, para proteger sus pies y salir con mayor facilidad. “Estamos en constante riesgo porque el muro de contención del río ya cedió y en cualquier momento se puede desbordar y entrar al poblado. Estamos asustados”, señaló.