El temporal aísla a Pichincha de la Costa

Fragilidad. La palabra resume una  cuestión recurrente invierno tras invierno y desde siempre. La temporada lluviosa retrasada y que  debería estar en su etapa final no ha hecho más que empezar.Un mismo aguacero desatado la noche del lunes en toda la vertiente cordillerana occidental cortó la comunicación de Pichincha  con la Costa. La principal arteria del país, la vía Alóag-Santo Domingo, sufrió fuertes deslaves. Es una vía que acusa este problema desde la década del sesenta, cuando se construyó, y que hoy lo exhibe de manera peligrosa justamente cuando se trabaja en la ampliación de sus carrilesHasta el cierre de esta edición, el paso se establecía por turnos en algunos tramos críticos. Un carril por el cual los automotores pasan con dificultades y en medio del temor que genera manejar en condiciones inestables y con la presión de la larga espera y nerviosismo.Además, la vía que une a la Costa y la Sierra por el noroccidente de Quito también se interrumpió y apenas si se habilitó a media tarde y quién sabe por cuánto tiempo.La carretera que enlaza a Ibarra con San Lorenzo, y por fuerza del mismo aguacero referido también experimentó constantes derrumbes.Hay cortes en la ruta de  Pallatanga.El problema de seguridad relatado es severo. Hasta 10 camiones chocaron en la vía a Santo Domingo y a ello se suman los problemas personales causados a los pasajeros que viajaban con urgencias o agendas impostergables.Las rutas cortadas retrasan el transporte de alimentos y los productos perecibles pueden dañarse. Nadie desconoce que una interrupción de tal envergadura puede repercutir en el alza de los precios.Ya es hora de pensar  en soluciones de gran ingeniería para  la frágil infraestructura nacional.

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