Fabián Castro hace un primer cálculo y dice que perdió USD 15 000. Él gerencia un negocio de elaboración y venta de trofeos y placas honoríficas, en la 6 de Diciembre, a pocos metros al norte de El Zuriago, en el sector de el Batán Bajo.
Las oficinas están sobre la bodega que en la tarde y noche del sábado quedó inundada tras el aguacero que cayó en el norte de Quito. Pero ayer lucía esperanzado ante la pérdida. En las afueras de su local una serie de trofeos estaban alineados y los empleados de Castro los limpiaban y secaban uno por uno. “Vamos intentar recuperar lo que se pueda”, dijo.
El Municipio informó que la intensidad de la lluvia y granizada taponó las quebradas Chimichaba y Caicedo, en las faldas de Pichincha. Lodo, ramas y piedras fueron arrastradas hasta la Brasil, la América y otras vías. Varias alcantarillas en el norte de Quito colapsaron. Las inundaciones afectaron cámaras de transformación, según la Empresa Eléctrica. Por eso hubo cortes de luz. Entre los equipos dañados están los del edificios Zumárraga (6 de Diciembre y El Comercio) y otro del Pasaje Mónaco y Japón. También fueron afectados los cables de alta tensión de la Brasil.
La fuerza del agua fue tanta que rompió la puerta de ingreso a la bodega de Trofeos Castro y además una puerta de hierro interior que separaba dos espacios. Castro vive a ocho cuadras y cuando una vecina le avisó lo que sucedía, de inmediato fue al lugar y no creía lo que vio. Desde que paró la a las 17:00 hasta las 03:00, Castro y su familia evacuaron el agua. Lo hicieron con una bomba casera. “Llamamos a los bomberos pero no lográbamos comunicación”.
La central de emergencias se saturó. El Cuerpo de Bomberos debió acudir a llamados en la Brasil, la Amazonas, la América, la 6 de Diciembre , la Fernandina, la Jipijapa, Mariano Echeverría, El Mercurio, entre otras.
Castro aseguró que esta semana deberá mantener el negocio cerrado y eso le significara una perdida adicional de USD 4 000.
A pocos metros de ahí, ayer en el local de venta de edredones y sábanas de José Monge aún había agua empozada en la bodega del subsuelo. A las 10:30 un grupo de bomberos ayudaba a sacar el agua que alcanzó casi dos metros de altura y ayer aún no terminaba de evacuarse. Monge calcula su pérdida en USD 10 000. “Eso sin contar que aún no terminamos de pagar la deuda inicial con la que empezamos el negocio”.
Él y su familia no durmieron el sábado. El piso de baldosa ayer aún estaba mojado y la familia usaba trapeadores para limpiar. Hubo hogares afectados. En el Batán Bajo, en El Mercurio y El Vengador ayer había lodo y pedazos de puertas y vidrios que se rompieron por la presión del agua.
Euro Vera, manabita de 37 años, está a cargo de la casa comunal del barrio. Dijo que nunca vio algo como lo del sábado. No estaba en su casa, pero su esposa, Myriam Mantilla, y sus dos hijos vieron cómo el agua subió hasta más de 1,5 metros y dañó todas sus pertenencias. Los tres fueron rescatados por el techo. Ayer todavía no se derretían las capas de granizo en los espacios verdes.
En el sector de la Brasil, a pocos metros de Teleamazonas, un colector explotó, según Antonio Trujillo, quien vive junto a 16 familias más en el edificio Brasil. La fuerza del agua fue tal que destrozó una pared e inundó el parqueadero y los vehículos.