Los productos nacionales compiten con los importados en este local de Almacenes Tía, ubicado en el norte de la ciudad de Guayaquil. Foto: Mario Faustos/ El Comercio
Jaime Salame se interna entre las perchas de uno de los locales de la cadena de Almacenes Tía del norte de Guayaquil. Acompañado de uno de sus hijos, se detiene en el estante de los productos enlatados y las salsas. Busca una marca específica de atún, que prefiere por su precio. “Comparo mucho los precios y los productos, porque vivo entre dos supermercados. Ahora que hago el recorrido veo que hay más variedad de producto nacional”, comenta.
La oferta de más productos nacionales en las perchas es, en parte, resultado de la expedición en noviembre pasado del Manual de buenas prácticas comerciales para el sector de los supermercados y similares. El documento lo elaboró la Superintendencia de Control de Poder de Mercado, basado en un análisis del sector.
Uno de los objetivos del manual es “dar apertura e impulso a los proveedores del sector de la economía popular y solidaria, y la pequeña y mediana empresas”. El documento también pretende que se aliente el desarrollo de la producción nacional para abastecer la demanda del mercado.
Pero, a la pequeña empresa todavía le resulta complicado acceder a las perchas debido, en muchos casos, a su dificultad de proveer el suficiente volumen de producción.
Marlene Navas y su esposo Marco Tobar son propietarios de una microempresa que elabora rosquitas desde hace 30 años. Su producción, de 10 000 fundas al mes, se vende casi exclusivamente a una cadena de supermercados en Guayaquil, Los Ríos y Santa Elena. Desde que se expidió el manual, este negocio familiar busca llegar también a los estantes de otra cadena de supermercados, para extender sus ventas.
Tobar dice que para conseguirlo deberá invertir en mejorar la capacidad de sus equipos e incrementar el número de empleados. Para ello, empezó a gestionar un préstamo con la Corporación Financiera Nacional (CFN). “Todavía no concretamos un acuerdo de negocios, pero seguramente vamos a tener que incrementar nuestra producción”, menciona el microempresario.
Alimentos procesados como embutidos, margarinas, jaleas, confituras, salsa de tomate, así como también caramelos, confites, bombones y café son productos cuyas versiones importadas todavía mantienen una fuerte presencia en las perchas. También hay un grupo de útiles escolares, como marcadores, pinturas para manualidades, lápices de color, etc.
En el 2014, solo en confites y bombones el país importó 10,2 toneladas, por un valor total de USD 25,6 millones.
En el caso del café importado, su presencia en los estantes todavía resulta predominante. Es una realidad que empresas nacionales como Café Conquistador esperan cambiar pronto, aunque lo consideran una misión cuesta arriba.
Juan Carlos Núñez es el director comercial de esta firma procesadora de café, cuya planta se ubica en el norte de Guayaquil. Esta planta elabora su producto con materia prima adquirida a productores orgánicos nacionales. “Uno iba a los supermercados y veía que era más amplia la percha de los cafés importados, pero ahora vemos que hay más equilibrio.”
Núñez considera que el incremento de oferta nacional de café en las perchas de los negocios del país se debe al encarecimiento del grano importado.
El café molido, descafeinado y soluble está dentro de las más de 2 900 subpartidas a las que se aplicó una salvaguardia por balanza de pagos el pasado 11 de marzo. Para este producto la sobretasa es del 45%.
Hasta el 2014, el déficit de café para la industria nacional era de 1,45 millones de sacos, de los cuales más del 90% era de la variedad robusta, según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (Magap). Este tipo es el que se utiliza para la elaboración del café soluble.
“Para la industria que importa café ahora resulta grave, porque el producto que exporta Ecuador se hace en gran parte con el café importado”, recuerda Núñez. Su firma, que ya tiene presencia con su café en estantes de una cadena de comisariatos, ahora busca acceder a otros dos grandes supermercados del país.
“Vendemos con nuestra marca, pero también hacemos otras siete para igual número de empresas. El problema es que, aunque tenemos la capacidad, si la demanda del producto nacional sube, se hará difícil encontrar suficientes productores proveedores”, indicó.
La dificultad para conseguir volúmenes suficientes para suplir su demanda es un escollo que los supermercados aseguran enfrentar.
Sandro Sgaravatti, gerente nacional de Operaciones de Almacenes Tía, dice que gran parte de lo que comercializan en sus locales del país es producto nacional. Por esto último fue que las disposiciones del manual para su sector no los tomó desprevenidos.
“Hoy el 90% de nuestra oferta es nacional, y talvez se importa algo en los rubros de juguetería y artículos escolares”.
Sin embargo, el empresario advierte la dificultad de conseguir el suficiente volumen de mercadería de proveedores pequeños. “Es complicada la producción de volúmenes para negocios como el nuestro, que tiene 170 locales en todo el país. Lo mismo sucede con otras grandes cadenas”, manifiesta.
En marzo pasado se realizó en Guayaquil una reunión entre organizaciones de productores, supermercados y entidades estatales. Allí, las autoridades de la firma señalaron que de los 800 productores pequeños que tenían en el 2008, a la fecha subieron a 1 400.
Para acercar más a proveedores pequeños y supermercados, la Superintendencia de Control de Poder del Mercado organiza ruedas de negocios en diferentes urbes. Una de las más recientes, en Machala, logró que se concretaran más de 40 acuerdos de negocios.
El manual para el sector refiere que los supermercados deben incluir entre sus proveedores a un 15% del sector de la economía popular y solidaria hasta finales del 2015.
La oferta de estos emprendimientos se ve reflejada en productos que se destacan en las perchas, como los maníes salados elaborados por una microempresa de Guayaquil. El producto con un precio de USD 1, compite en el estante de una cadena de comisariatos de Guayaquil con lo importado.
En Quito, por su parte, desde el año pasado se puede observar productos nacionales en mayor cantidad en las perchas. En La Bola de Oro, por ejemplo, los compran porque aseguran que han mejorado en calidad, sabor y presentación.