Pablo Fiallos. Redactor
Colombia ha encontrado en la problemática de la narcoviolencia un abundante nicho de relatos para el cine y la televisión.
La ficha técnica
Título: ‘Perro come perro’
Dirección: Carlos
Moreno
Guión: Carlos Moreno y Alonso Torres
País: Colombia
Año: 2008.
Dur.: 134 min.
Género: drama
Reparto: Óscar Borda y Blas Jaramillo
Música: Los Superlitio
Fotografía: Gerylee Polanco
Se presenta en:
Cineplex, Multicines y Supercines 2008.
Con ‘Perro come perro’, el director debutante, Carlos Moreno, vuelve sobre esta problemática para contar un relato sobre individuos que sobreviven alrededor del negocio de la droga.
Ante la alta posibilidad de caer en el estereotipo de buenos y malos o en el melodrama social, Moreno hace una propuesta original que se centra en el conflicto del ser social y las consecuencias de los actos tras el proceder delictivo.
El director logra hacer un relato ágil, con una fotografía sobre expuesta que logra intensificar la agobiante presencia del calor como un elemento dramático.
Y con una permanente cámara al hombro que se mueve nerviosamente, el filme aumenta la tensión para contar una historia sobre traición y venganza.
Pero aunque este deseo de venganza de un alto jefe de la mafia colombiana y el constante ocultamiento de una bolsa llena de dinero sean las premisas narrativas de esta película, terminan más bien por funcionar como un pretexto para llegar a algo más. ‘Perro come perro’ se centra en las relaciones grupales de estos individuos y expone las diferencias en sus
personalidades, en una sociedad envuelta por la violencia, las bajas pasiones y las supersticiones.
La premisa resulta aparentemente conocida: un integrante de una banda ha robado el dinero a su propio jefe, por lo que se encarga de buscar al supuesto ladrón en una persecución que apunta constantemente a que él sea descubierto.
Sin embargo, es en el tratamiento en donde Moreno encuentra la frescura para contar esta historia. Primero porque el dinero no se utiliza exclusivamente como un objeto de persecución, sino porque le sirve al director para usarlo como símbolo de la búsqueda de redención.
Además, los diálogos directos, el humor negro, la sobriedad en la puesta en escena, la inserción en la psicología de los personajes hacen que este relato resulte un entretenido juego
entre el realismo y lo imaginario.
Pese a que por momentos decaiga el ritmo de la película, ‘Perro come perro’ resulta una renovadora mirada a la estética de la violencia, a esos mundos en los que el destino de los personajes está signado por la necesidad, la ambición y la fatalidad.