Luego de 40 años del primer ‘boom’ petrolero del país, el discurso en búsqueda del desarrollo no ha cambiado. El eslogan de “sembrar el petróleo” lo promulgó en 1972 el presidente, general Guillermo Rodríguez Lara, y sin cambiar de palabras lo repitió la semana pasada el actual secretario de Planificación, René Ramírez.
Tanto en aquella época como ahora, el país amplió su nivel de ingresos por concepto del petróleo que introdujo en la economía.
Si bien en el Ecuador se extrajo petróleo desde las primeras décadas del siglo XX, no es sino hasta la década del 70 que su volumen comenzó a ser significativo.
Así, el Gobierno pasó de tener ingresos petroleros incipientes a manejar USD 4 509 millones entre 1972 y 1979.
Ello creó el escenario para la figura del Estado como impulsor del desarrollo con su intervención en la economía.
No faltaron en ese período las grandes obras de infraestructura pública como carreteras y centrales hidroeléctricas e inversiones en espacios de salud, educación y vivienda, además del aumento de la burocracia y ministerios.
También se mantuvo congelado el precio de los combustibles y otros productos como la leche.
Una serie de políticas que se vuelven a repetir bajo el régimen del presidente Rafael Correa, a criterio del jefe de Área de Economía de la Universidad del Pacífico, Jaime Cabezas.
Al igual que en la década del 70, el Estado ha percibido importantes recursos petroleros. Pero en esta ocasión, ello se debe a los altos precios del crudo más que por un incremento en la producción.
Entre el 2007 y el 2010, el Estado pasó a percibir USD 25 000 millones como ingresos petroleros. Es decir, casi duplicó el monto que recibió por el mismo rubro, entre el 2000 y el 2006, según el Observatorio de la Política Fiscal.
Como resultado de los mayores ingresos, Cabezas encuentra una clara analogía en la política de impulso a la industria nacional desde el Estado, tanto en la dictadura como en el actual Gobierno.
En los 70, se implementó el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) con amplias protecciones arancelarias a favor de la industria nacional lo que no tuvo buenos resultados, a decir de Cabezas porque no se exportaba ni competía a nivel mundial.
En la actualidad, también hay una política de impulso a la industria, pero sin una política de apertura comercial y atracción de la inversión extranjera que la haga funcionar, según Cabezas.
El secretario de Planificación, René Ramírez, rechaza la idea e indica que todos los apoyos a la industria nacional tienen un límite de tiempo, son medibles y están enfocadas en áreas estratégicas.
Ello, dice Ramírez, permitirá al país pasar de exportar materias primas a bienes elaborados y así depender menos del petróleo.
Otro parangón entre el ‘boom’ petrolero y el período actual es la falta de ahorro, explica el director del Observatorio de la Política Fiscal, Jaime Carrera.
El experto da cuenta, además, que al igual que en la dictadura el país tiende a endeudarse más sin tomar en cuenta que los precios del petróleo podrían bajar.
Como consecuencia, Carrera señala que, al igual que en las décadas del 80 y 90, el país podría sufrir nuevamente de ajustes a nivel de congelamiento de sueldos, despidos en el sector público, recorte de prestaciones sociales y reducción de subsidios.
Esto también lo rechaza Ramírez, quien advierte que las inversiones actuales en centrales de energía y la refinería del Pacífico generarán ahorro en el futuro que impedirá ajustes en la economía, en el caso de que baje el petróleo.
Analogías en los modelos de desarrollo impulsados por el Estado
En los años setenta
Obra pública. En el ‘boom’ petrolero, la dictadura impulsó obras como la Central Hidroeléctrica Pisayambo y la Refinería de Esmeraldas.
Aumento de la burocracia. Según datos del Conade, el país aumentó la burocracia de 97 348 empleados en 1972 a 193 207, en 1979.
El petróleo. Entre 1928 y 1957, el país exportó 42 millones de barriles de crudo, igual al volumen exportado solo en 1972. El precio del barril entre 1972 y 1979 osciló entre USD 2,50 a USD 13,90.
Sustitución de importaciones. El Estado apoyó el modelo de impulso a la industria con
altos aranceles a las importaciones.
Deuda pública. La deuda externa del Ecuador pasó de USD 343 millones en 1972 a USD 3 554 , en 1979 con el fin de la dictadura.
Créditos. Durante el ‘boom’ petrolero se impulsaron los créditos desde la Corporación Financiera Nacional y el Banco de la Vivienda.
Cambios legales. El gobierno del general Guillermo Rodríguez Lara promulga la Reforma Agraria y la Ley de Hidrocarburos.
Inflación y tipo de cambio. La inflación entre 1970 y 1980 osciló entre 5,6% y 14%; el máximo fue del 22,7%, en 1974. El dólar se cotizó en 25 sucres.
Instituciones. Se crean instituciones y empresas estatales como Flopec, el IECE, Andec y nuevos organismos de control.
El modelo actual
Obra pública. El actual Régimen dio impulso a la rehabilitación vial y la construcción de
centrales como la Coca-Codo Sinclair.
Aumento de burocracia. La burocracia aumentó 392 819 empleados en diciembre del 2006 a 491 603 empleados en el 2010, según Senplades.
Petróleo. Los ingresos petroleros para el Estado subieron de USD 13 000 millones entre el 2000 y el 2006, a USD 25 000 millones entre el 2007 y el 2010. Los precios promediaron los USD 67.
Sustitución de importaciones. El Gobierno ha desarrollado un programa de impulso a la industria nacional con aranceles a importaciones.
Deuda pública. El Gobierno impulsó la recompra de bonos de deuda externa pero amplió compromisos con el IESS y países como China.
Créditos. El Régimen ha potenciado el acceso al financiamiento a través de entidades como la CFN y el Banco de Fomento.
Cambios legales. El Gobierno ha impulsado ocho reformas tributarias e introdujo reformas a la Ley de Hidrocarburos.
Inflación. El índice de precios al consumidor (IPC) osciló entre el 3% y el 8,33% durante los cuatro años de la actual administración.
Instituciones. Se crearon nuevos ministerios coordinadores y organismos de control, además de nuevas empresas públicas.