Mojarrita, cachema, chuhueco… Para los pescadores de la zona de Playas (Guayas) es cada vez más difícil encontrar estas especies en sus redes.
En el mundo, una de cada cuatro personas depende de mariscos y peces. En su informe del 2012, ‘El estado mundial de la pesca y la acuicultura’, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reporta que esta actividad generó 148 millones de toneladas de pescado en el 2010 (USD 217 500 millones).
Pero también recomienda una explotación sostenible, que evite la desaparición de las especies. Es algo que se intenta regularizar en Ecuador, a través de una serie de medidas de control a las artes de pesca, tipo de embarcaciones y delimitaciones geográficas.
En una evaluación de los desembarques entre 1998 y 2002, el informe a escala mundial refleja que el 57,3 % de especies capturadas provenía de poblaciones totalmente explotadas. Y un 7,6 % de poblaciones agotadas o en proceso de recuperación.
Este análisis “hace pensar en un sistema mundial que sufre una excesiva presión, la reducción de la biodiversidad y un peligro inminente de agotamiento de los recursos”, dice el reporte de FAO.
En Ecuador hay monitoreos dispersos sobre diversos recursos, pero no un estudio completo actualizado que indique cuál ha sido el impacto de la pesca en el fondo marino.
En el Código de Conducta para la Pesca Responsable, de la FAO, se señala que “los Estados deberían adoptar medidas apropiadas para reducir al mínimo los desperdicios, los descartes, las capturas realizadas por artes de pesca perdidas o abandonadas…”.
César Cabezas, presidente de la Federación Nacional de Armadores de Embarcaciones Artesanales con Red de Cerco, criticó que en Ecuador se considerara este tipo de estudios internacionales en unos casos y en otros no.
Por ejemplo, según la Guía del Administrador Pesquero de la FAO, en una escala del 1 al 7, en donde el 10 es el óptimo, la red de cerco tiene 7,7 puntos. La red de arrastre de camarón tiene 4,3 y la red de trasmallo, que es utilizado por la pesca artesanal, tiene 4,7.
“Pero este indicador no es medido en el país para imponer medidas y no se controla a los artesanales”, manifestó Cabezas.
Estudios extranjeros, en cambio, fueron considerados en el momento de decidir la eliminación de la flota de arrastre del país.
Sebastián Troeng, vicepresidente de Conservación Marina de la ONG Conservación Internacional, dijo que se apuesta por el equilibrio para llegar a una explotación sustentable.
En el I Congreso de Conciencia Marítima, en Guayaquil, Troeng comentó que el debate de la desaparición de la pesca de arrastre en Ecuador, por considerarla dañina para el ecosistema marino, debe ponerse en la balanza entre el impacto social de la medida y el real impacto sobre el ambiente.
Xavier Chalén, de Conservación Internacional Ecuador, recalca que en el país hay poca información sobre el impacto de la pesca en el ecosistema marino.
Chalén, quien es biólogo, agregó que en los 50 años de actividad, la flota de arrastre se dedicó a capturar camarón marino en zonas de fangos y lodos. Una mínima parte se trasladó a otros ecosistemas, en donde hay algún impacto sobre el sustrato marino.
Pero el biólogo resalta que el mayor impacto de este tipo de pesca es por la captura de organismos juveniles. “Con su actividad capturan una gran cantidad de peces que no van a llegar a reproducirse. Cuando se rompe esa cadena sobre la fase de crecimiento se afecta a la sostenibilidad”.
Las estadísticas
Según la Secretaría del Mar, el año pasado, el país destinó USD 2,2 millones a la investigación en general. La cifra es mínima en comparación con los recursos que generan el sector pesquero y acuícola: USD 900 millones en promedio al año.
El último estudio que realizó el Instituto Nacional de Pesca sobre el impacto de la pesca de arrastre fue en 1991, según se dio a conocer en el I Congreso de Conciencia Marítima que se
realizó en Guayaquil.
Punto de vista
Wilfrido Banchón. Pescador artesanal (Puerto Bolívar)
‘La pesca era buena hace unos 25 años’
Me inicié a los 16 años en la pesca. Dejé mi natal Isla Puná para buscar oportunidades en Puerto Bolívar. En mi isla solo había necesidades y acá podía trabajar en barcos. En esos años, la pesca era interesante, salíamos y en pocas horas teníamos las capturas del día; ahora hay que viajar más para poco. Como artesanal reconozco que la red de monofilamento causa daños cuando se queda en las rocas, porque es de plástico. Pero la flota industrial es la gran culpable. Ojalá nos impusieran un año de veda para ver qué pasa.
Silvino Cruz. Pescador artesanal (dirigente)
‘Piden estudios, yo les doy mi vivencia’
Critico a quienes dicen que no hay estudios de impacto por el daño de los industriales en el ecosistema.
Soy pescador desde los 8 años. Hoy tengo 58 y he visto cómo han depredado el fondo marino los llamados barcos industriales. Y si se piden estudios impresos, hay uno del biólogo Nikita Gaibor, que documentó hace 12 años para el Instituto Nacional de Pesca. Decía que el Golfo de Guayaquil no podía ser topado por ningún barco industrial, porque su fondo es frágil y sus aguas someras. ¿Qué se hizo con ese estudio?
Haga click para ver la infografía.
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