Janet Yellen sustituirá a Ben Bernanke, cuyo mandato concluirá el 31 de enero próximo y se convertirá así en la primera presidente mujer de la FED, en los 100 años de vida de este organismo.
Yellen, el 15ø presidente de la FED, será también la primera demócrata nombrada para el Banco Central desde que el mandatario Jimmy Carter eligió a Paul Volcker en 1979.
Experta en desocupación, Yellen es reconocida por ser meticulosa y estudiosa. Ella se encargará de llevar a cabo la salida estratégica de las medidas extraordinarias puestas en marcha contra la crisis, en un contexto de desocupación elevada y de inflación baja.
Considerada una de las defensoras de las máximas ayudas de la FED a la economía, Yellen se encontrará con el deber de administrar una situación delicada con menos instrumentos a disposición respecto a Bernanke: el balance de la FED, de hecho, se disparó con la crisis hasta alcanzar los 4 billones de dólares respecto a los 873 billones de fines de 2006, cuando Bernanke fue nombrado.
Uno de los mayores objetivos de Yellen será conquistar credibilidad y no será fácil con el mercado obsesionado por la reducción en los gastos y el escepticismo sobre las previsiones del Banco Central.
Con la política monetaria determinada en vía experimental, con ninguna estrategia cierta para las medidas no convencionales puesta en el campo contra la crisis, el intento de la FED de ligarla a los resultados reales como la desocupación será difícil y trae a la memoria los años 70 y la inflación.
Bernanke, en su última conferencia de prensa como presidente de la FED, dio la autorización a la salida estratégica, anunciando una reducción de las ayudas económicas de 75.000 millones de dólares al mes contra los 85.000 millones iniciales.
Yellen deberá delinear todo el resto, es decir establecer si acelera o pone el freno a los gastos y sobre todo cuando aumentar las tasas de interés, a los mínimos por año.
Según los observadores un aumento del costo del dinero no llegará antes del 2015, mientras el plan de gastos debería cerrarse este año.
Los ojos de la FED, sobre todo con Yellen, estarán apuntados sobre la desocupación: el viernes está en el calendario el dato de diciembre, que ofrecerá también un primer cuadro de la situación del mercado del trabajo en 2013.
La FED fijó como objetivo una meta de desocupación del 6,5% para un aumento de las tasas y en la última reunión, para tranquilizar al mercado poniendo freno en los gastos, más aún, reconoció que la desempleo deberá descender ampliamente bajo el umbral señalado.
Pero una aceleración de la salida estratégica podría ejercerse: la economía estadounidense crece, la desocupación bajó al 7% y la grieta interna de la FED se expande entre halcones y palomas.
Yellen podrá contar con Stanley Fisher, el ex presidente del Banco de Israel, que el mandatario estadounidense, Barack Obama, debería nombrar como vicepresidente de la FED.
Una postulación importante que debería permitirle a Yellen el apoyo necesario pero que corre el riesgo de traducirse en tensión en caso en el que los dos líderes no estuviesen de acuerdo.