La estadía del Presidente en Nueva York mostró distintos episodios que afectan la imagen en el exterior y muestran que las tensiones internas no son asunto casual ni esporádico.
La primera muestra fue la declaratoria de persona non grata del alcalde de Union City. En esa y en otras localidades el Presidente no pudo celebrar los actos programados. Le cuestionaron las amistades con líderes mundiales polémicos y de poco espíritu democrático.
En primera instancia se dijo que el Mandatario hablaría en la Asamblea General de la ONU, donde se presentaron muchos de los más importantes líderes mundiales. Sin embargo, él mismo terminó minimizando la efectividad del alto foro y se limitó a presentar la iniciativa Yasuní-ITT ante un auditorio al que no asistió ningún jefe de Estado.
El punto ríspido del viaje se produjo en la famosa Universidad de Columbia. Hablar de los medios privados justamente en la semana en que se había dictado la sentencia de segunda instancia contra diario El Universo, la prisión para cuatro personas por una opinión y la reparación de USD 40 millones, fue una infeliz coincidencia para la imagen presidencial. El calificativo de mentiroso lanzada al directivo del Comité de Protección de Periodistas ( CPJ), Carlos Lauría, solo demuestra la habitual intolerancia que todo el Ecuador conoce y se ha denunciado. El CPJ goza de prestigio universal.
Como perla de la confrontación, el haber tachado a la prensa de América Latina de difundir mentiras en un foro académico de repercusión mundial muestra de cuerpo entero el talante intolerante y poco democrático que desde el poder político se ejerce en Ecuador, y los riesgos inmensos contra la libre expresión.