Redacción Tecnología
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La idea es ingeniosa. Se trata de un prototipo de celular diseñado para recargarse a través de una gaseosa. De esta manera, la empresa Nokia busca sustituir la batería convencional por una que no contamine y que genere electricidad a partir de carbohidratos (en este caso azúcar) y utilizará enzimas como catalizador.
Otros esfuerzos
El teléfono Motorola W233 Renew está hecho de plástico reciclado de botellas. El empaque de este aparato está hecho de papel reciclado.
El modelo Samsung F268 es el primer celular libre de retardantes de fuego basado en una sustancia llamada bromo.
El 40% del terminal M560 está construido con maíz. Tampoco usa retardantes.De esta manera, solo se requerirá un poco de bebida azucarada que se transforme en agua y oxígeno, hasta que se agote la última gota de la bebida.
A esta iniciativa se suman otras empresas como Samsung con su celular Blue Earth (Tierra azul), fabricado a partir de un plástico reciclado llamado PCM que se obtiene de botellas plásticas de agua.
También está Naite, de Sony, que incluye un manual digital integrado al teléfono que sustituye la versión impresa, con lo cual se ahorra hasta un 92% en papel.
Según la publicación PC News, este terminal está fabricado con un 50%, de materiales reciclados.
Para Ernesto de la Torre, decano de la Facultad de Química de la Politécnica Nacional, estos esfuerzos son importantes para reducir el impacto global del teléfono en el ambiente.
Pero, aclara, que la sustitución a mayor escala de los productos tóxicos, integrados en los teléfonos tomará tiempo.
Hoy, la mayoría de los terminales, comercializados en el mundo, contienen una combinación de componentes, muchos de los cuales son tóxicos.
De la Torre menciona, entre otros, el cadmio, mercurio, plomo y los retardadores de llama. Estos últimos permiten que el material resista cuando se expone a una fuente baja de energía, como un fósforo, una vela o el quemador de la cocina.
El uso de estos elementos no afectan directamente al usuario cuando emplea su teléfono.
El problema surge cuando estos equipos permanecen en los botaderos de basura, sin recibir ningún tratamiento previo.
A Pablo Bonilla, PhD en Ingeniería Química y profesor de la Universidad Central, le preocupan, sobre todo, las baterías de los celulares. Para él estas constituyen el elemento más contaminante del teléfono, porque contiene sustancias altamente tóxicas como cobalto, aluminio, acero inoxidable, cobre y otros.
Tras realizar una investigación sobre los componentes del celular, este catedrático puntualiza que el aparato también tiene elementos nocivos para el ambiente, entre ellos algunos plásticos como poliesterieno, polietileno, poliacrilatos y plásticos siliconados, empleados en las teclas.
“Estos y otros materiales no son degradables fácilmente a las condiciones ambientales; necesitan condiciones más extremas, como temperaturas elevadas, por ejemplo”.
El especialista resalta el esfuerzo de muchos fabricantes para sustituir también las baterías que emplean litio. Este componente es contaminante y peligroso. Al estar en contacto con el aire húmedo se autoinflama y puede producir quemaduras. Ahora, las investigaciones se orientan al diseño de baterías de hidrógeno o pilas de combustible.
Punto de vista Javier Carvajal/ PhD en Ciencias Biológicas
El uso de la celulosa es favorable’
Es una excelente idea la de diseñar un dispositivo que se alimente de azúcares para generar energía.
Este desarrollo tiene relación con un tema que he investigado. En la naturaleza se recicla cada año un cuatrillón de kilogramos de celulosa. La celulosa está compuesta básicamente de azúcar.
Si fuéramos capaces de capturar toda esa celulosa y transformarla, por ejemplo, en alcohol o en azúcar que sirva como fuente de energía para estas iniciativas de los teléfonos celulares, podríamos suplir la necesidad energética de un siglo entero. Además, eliminaríamos por completo la necesidad del petróleo. Este es un cálculo que realicé en estos días en la Universidad Católica con bases reales y con cifras comprobadas.
Podríamos reemplazar la energía necesaria no solo del petróleo, sino también nos quedaría una cantidad suficiente como para endulzar nuestras bebidas o para darle azúcar a una batería que esté basada en la descomposición de la glucosa.