Vladimir Serrano/ Analista Político
El siglo XVIII fue el escenario de cambios profundos y no siempre positivos en la provincia de Quito. La muerte del rey Carlos II de
España dio lugar a un gran caos político, pues su sucesión produjo una guerra entre varias naciones europeas, cuyos campos de batalla estuvieron en la propia Península Ibérica.
Si bien hasta a sus provincias de ultramar no llegó mayormente el conflicto, la instauración de la casa de Borbón en el trono español, sí generó cambios: apareció una actitud moderna de explotación colonial que incluían más controles sobre el comercio de los territorios dominados y presiones para la compra de productos elaborados en la metrópoli.
Se creó el Virreinato de Santa Fe de Bogotá, y Quito pasó a depender de él, aunque fueron años de inestabilidad, porque a la temprana supresión del mencionado Virreinato, Quito volvió a depender del Perú, para que al paso de algunos años fuera integrado de nuevo a Bogotá
Con esto, la situación económica empeoró en relación con el siglo anterior. La relativa autonomía alcanzada en el XVII se vino abajo.
Las manufacturas quiteñas perdieron mercado y la pobreza aumentó, al mismo tiempo que se fortalecían instituciones como la Hacienda y se inició el otorgamiento de títulos nobiliarios, con lo cual creció el poder de los criollos.
Esto ocurriría, mientras paralelamente llegaban buen número de libros desde Europa. Esto incrementó la cultura, aunque la expulsión de la Orden de los Jesuitas, ocasionó trastornos en la educación de la élite y precipitó la unificación de las tres universidades existentes: San Gregorio Magno de los jesuitas, Santo Tomás de Aquino de los dominicos y San Fulgencio de los agustinos, que fue la primera y que para aquel momento se encontraba prácticamente extinguida.
La fusión llevó al aparecimiento de la Universidad Pública y Real de Santo Tomás de Aquino, secularizada, pues su primer rector fue el licenciado Nicolás Carrión y Vaca de Vega, no reconocido por el obispo, quien deseaba el cargo para su sobrino, el doctor José Ruiz.
Fue en esta universidad donde se educaron y dictaron cátedra algunos de los futuros próceres.
Mientras tanto Europa vivía el siglo de la Ilustración, notables filósofos como Francois Marie Arouet conocido como Voltaire, influían sobre los reyes, consiguiendo que estos dieran importancia a la educación y al progreso. Bajo la inspiración de esta corriente se crearon en España las Sociedades de Amigos del País, habiéndose establecido una también en Quito, que se convirtió en el primer núcleo independentista, liderado por Eugenio Espejo.
Igualmente a mitad de este siglo apareció la Enciclopedia, con lo cual la difusión del pensamiento se volvió mayor. Aunque lejos de Europa, Quito no dejó de estar enterada de estas novedades a pesar de las prohibiciones y por lo mismo, según lo demuestra Ekkehart Keeding, una nueva mentalidad se estructuró en la élite quiteña, la que comenzó a concebir un proyecto político autónomo.
En este escenario surgirán personalidades de los dos sexos, cuyas vidas se convirtieron en testimonio de búsqueda de las nuevas concepciones, actuando acorde con sus ideas y causando gran escándalo, pero al mismo tiempo realizando una firme siembra que eclosionaría con la Independencia.