Entrevista a Paco Moncayo, exalcalde de Quito. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Paco Moncayo, exalcalde de Quito, da su púnto de vista sobre la construcción de Metro y el accionar de Mauricio Rodas como actual alcalde de la Capital.
¿El alcalde debe tener una incidencia política o solo ser administrador y ejecutor de obras para la ciudad?
No sé si es el desengaño por Jamil Mahuad, pero a los quiteños no le gusta ver a su alcalde metido en las cosas de la gran política. Yo sufrí en carne propia la reacción de gente frente a su Alcalde cuando hubo el problema del presidente Lucio Gutiérrez y trajo un montón de gente a tomarse Quito. Como Alcalde salí a defender la ciudad. Creí que la gente debía estar contenta por mi actitud de liderazgo, pero bajé 15 puntos en la apreciación.
¿Entonces es acertada esta relación de convivencia que maneja Mauricio Rodas en la Alcaldía?
El Alcalde, el Presidente y el Prefecto deben formar un equipo de trabajo al margen de sus líneas ideológicas y políticas porque en el territorio se traslapan las competencias. El territorio no es neutral ni se divide en compartimentos estancos; es uno, y sobre él se ejercen competencias de distinto nivel. Si no hay una coordinación se vuelve ineficiente la administración de los tres niveles y pierde la ciudad.
¿Está fallando algo en esta relación de dimes y diretes frente a un solo proyecto: el Metro?
Cuando se habla de coordinar el trabajo, se necesita el espíritu de la coordinación, pero el Presidente no lo tiene. Él quiere ser la estrella que opaca todos los otros niveles de gestión. Él habla de los niveles de gestión no centralizados solo para hacerles quedar mal, pero ha querido crear una superintendencia para los gobiernos locales con la que rompería todo principio de autonomía.
En ese principio de autonomía está el impulso que el Presidente da a proyectos de inversión qatarí que propone al Alcalde en el antiguo aeropuerto…
Cuando salió el aeropuerto, fue decisión de los quiteños en ordenanza y con candado que ese espacio solamente puede ser espacio público para la recreación. Una forma de financiarlo sin depender de la inversión extranjera era por lo menos crear una empresa inmobiliaria, pero la ciudad no quiso.
¿Entonces qué se puede deducir de la propuesta del Gobierno a la ciudad con la inversión qatarí, resultado de diálogos con el Gobierno de ese país?
El Presidente puede dialogar pero no puede sobrepasarse en el ejercicio de competencias. Sería una intromisión.
Dijo que lo iba a proponer al Alcalde…
Pero el Alcalde no puede pensar en esa inversión. Uno de los problemas de Quito es su aire y estos espacios tienen el fin de aportar a la calidad de aire, que es uno de los parámetros para medir la eficiencia de la ciudad.
¿Se puede juzgar a Rodas por tener una actitud blanda por el Metro? ¿Hay quienes esperan que tenga un comportamiento político más fuerte frente al Gobierno?
El Alcalde tuvo un voto que contradice esta opinión simplona de que ha ganado porque es parte de la restauración conservadora. Quito no votó por la derecha, sino por Rodas, cansado de una administración que no le satisfizo y porque veía a su Alcalde, al que ven como un par del Presidente, como un segundón. La gente no puede pensar que ha ganado la derecha y que piensa hacer oposición desde la Alcaldía. Si el voto de Rodas era de la derecha habría perdido. Por otra parte, el Alcalde no puede ser ingenuo. Tiene que saber relacionarse con un Presidente al que ya conocemos después de tantos años. No puede esperar que cambie su forma de gobernar por más que tenga una actitud amigable.
¿Cómo negociar?
Es el grave problema que enfrenta Rodas. Si piensa que portándose bien, suave, ameno va a lograr algo, se equivoca. Tiene que comprender la personalidad del Presidente y llevar una conducta acorde para poder sacar adelante la ciudad.
¿Pero eso no podría ser considerado un ablandamiento ante el Ejecutivo?
Todo lo contrario. No hay que ver al Presidente como un adversario sino como una contraparte y hay que ponerle en la posición de que puede ganar o perder. Él siempre juega con cartas para ganar. El momento en que, en esta relación de contrapartes, se vea enfrentado no al Alcalde sino a la ciudad va a pensar dos veces en las decisiones que toma.
¿Rodas está equivocándose en la negociación?
Sí. Hay que poner las cosas en su punto y decir con transparencia qué va pasar. Pero eso también debe hacer el Gobierno. El que menos costo político puede asumir es el Alcalde porque simplemente en su campaña electoral ofreció continuar con el proyecto de Metro. No traicionaría si ante la comunidad pusiera todas las cartas.
El Presidente le pidió a Rodas que encuentre formas de financiar el Metro. ¿Vender empresas de la ciudad es una solución?
Estamos en una situación en que al quiteño hay que decirle la verdad y los quiteños exigírselos. Si el pasaje tiene un costo de USD 1,50, la gente no va a poder pagar más de 0,50. ¿De dónde va a sacar el Municipio dinero para subsidiar?
¿No estaba eso pensado?
No. La oferta de hacer el Metro fue política. Y recién cuando Barrera ganó la Alcaldía, contrató los estudios.
La hegemonía del Metro en la discusión, ¿lleva a descuidar otras cosas prioritarias para la ciudad?
No hay que olvidarse que el Metro no es la solución de todo. En México al principio fue una bendición y ahora es un martirio. Las ciudades no cambian por la infraestructura. El primer acuerdo tiene que ser con la ciudad: cambiar nosotros para cambiar la ciudad.
¿No es eso ingenuo?
Si la conciencia de lo que es público es de todos, va a ver los cambios. El quiteño está perdiendo objetividad en su apreciación de la ciudad. Viene gente de fuera y la admira, pero nos estamos llenando de una visión con alta carga de negatividad y nos vemos ante el espejo como sucios, desordenados. Tenemos que cambiar hacia adentro y esa es tarea del Alcalde. Más que hacer el Metro, hay que trabajar en la autoestima. Una ciudad sin orgullo es una ciudad suicida.
Quién es.
Nació el 8 de octubre de 1940. Fue general durante el conflicto del Cenepa. Ocupó la Alcaldía de Quito entre el 2000 y el 2009. Fue congresista y asambleísta.
Su punto de vista.
El actual alcalde, Mauricio Rodas, debe plantearse una actitud más estratégica en sus diálogos con el Gobierno para la construcción del Metro. Sin embargo, su gestión debe ampliarse a otros ámbitos.