Los trabajadores de Emaseo recogieron ayer a las 09:10 la basura desperdigada en el barrio José Peralta, en el sur. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
En una de las esquinas de la intersección entre las calles Francisco Campos y la Oe4C, del barrio José Peralta, en el sur de Quito, hay montículos de basura en el piso y en una plataforma construida con madera.
Nancy Calderón es moradora de ese barrio y asegura que desde que colocaron ese altillo, la gente deja la basura a la hora que quiere.
A las 09:10, un recolector de Emaseo llega al lugar. Tres trabajadores empiezan a descargar lo que hay en la plataforma, pero la lluvia de la mañana complica. Hay fundas mal cerradas, desde las que caen los desechos y terminan en el piso.
Toda la basura desperdigada en el suelo es recogida con una pala, pedazos de cartón y una especie de tina. Así se la coloca en el camión para continuar el recorrido por ese barrio.
Ese sector es uno de los puntos críticos en donde, según Emaseo, se dificulta la recolección, porque las personas sacan los desechos en días y en horas no acordados.
20 minutos más tarde, en la avenida Maldonado, cerca a la entrada del sector de El Beaterio, también en el sur, otro camión de Emaseo recoge las fundas de basura que permanecen en la vereda. En esa zona, las rutas de recolección se realizan los martes, jueves y sábados. Pero fue necesario implementar un recorrido diario, porque los vecinos sacan la basura a la acera todos los días.
Actualmente, la empresa opera con 250 vehículos para cubrir 245 rutas en el Distrito.
Paúl Luzuriaga, coordinador general técnico de Emaseo, explica que este tipo de problemas, sumados a la falta de vehículos disponibles, influyen en la calidad del servicio.
El aumento en la tasa de recolección que entró en vigencia este año no fue suficiente para solventar los inconvenientes de la empresa de Aseo, que sigue manteniendo un déficit económico.
Este año, el presupuesto anual de la empresa subió de USD 40 a 50 millones, por el incremento de la tasa. Pero esos recursos no alcanzaron por lo que con la declaratoria de emergencia de febrero pasado, esta entidad municipal recibió USD 5 millones adicionales y está a la espera de la entrega de USD 7 millones más. Con esto, Emaseo prevé enfrentar los contratiempos en la recolección de desechos.
Sin embargo, para optimizar esos recursos, Luzuriaga comenta que fue necesario realizar un peritaje para identificar en dónde había ineficiencia.
Esa investigación determinó, entre otras cosas, irregularidades en el mantenimiento de los vehículos. Luzuriaga señala que se detectaron órdenes de trabajo en talleres externos, que costaban hasta cuatro veces más por ejemplo. “Actualmente se frenaron las órdenes de trabajo emitidas y se logró reducir hasta en un 30% lo que se iba a pagar antes”.
Ante esto, Emaseo decidió optar por un modelo de arrendamiento y no por la compra de vehículos recolectores de carga posterior. Sin embargo, el 20 de julio pasado, la empresa española Valoriza -que ganó el concurso para arrendar 40 vehículos recolectores- decidió retirarse del proceso.
El Municipio aún busca una alternativa para retomar la renovación de la flota, en medio de una emergencia declarada seis meses atrás. El Coordinador General Técnico de la empresa de Aseo dice que la mejor opción para enfrentar las irregularidades en el área de mantenimiento es optar por el arrendamiento de la flota.
Paúl Luzuriaga manifiesta que con la compra bajo el modelo actual, recoger una tonelada de basura en el Distrito cuesta USD 90. Al ser la contratista la que asume los costos de reparación y disponibilidad de la flota se pagaría USD 68 por tonelada.
Para la concejala independiente, Daniela Chacón, no hay reparos a que Emaseo opte por un modelo de arrendamiento sino que existe desacuerdo en la forma en la que se realizó el último proceso. “Se lanzó un concurso para la adquisición de maquinaria y al final se toma la opción de una sola empresa para arrendar”.
Eduardo del Pozo, vicealcalde de Quito, coincide con esa visión. Para él, también es importante que se definan las acciones definitivas para enfrentar los problemas con la recolección de desechos.
Nancy Calderón señala que, unas horas después de que Emaseo recoge la basura, la esquina de la Francisco Campos y Oe4C ya empieza a llenarse nuevamente de desperdicios. “Los perros pasan solo ahí porque ya saben que encuentran comida. Aparte, nos toca convivir con el mal olor”.