La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) ampliará a 18 meses el plazo para que las pequeñas y microempresas que procesan alimentos puedan cumplir con las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM).
Las BPM son condiciones básicas y prácticas en la producción de alimentos que garantizan que los alimentos se fabriquen en condiciones sanitarias adecuadas.
Un reglamento obligaba a las empresas de alimentos en el país a obtener esta certificación desde el 2002, pero esto no se había cumplido. Por ello, el Comité Interministerial de la Calidad, que incluye a los ministerios de Salud e Industrias, decidió poner plazos para obtener esta certificación según el tipo de producto y tamaño de la firma.
Las empresas de alimentos tipo A son las que requieren mayor atención en los procesos e incluyen cárnicos, lácteos, bebidas no alcohólicas, alimentos dietéticos y otros productos (huevos y sus derivados). Estas son las que primero deben adoptar las BPM.
El plazo para las firmas grandes y medianas categorizadas como tipo A concluyó el año pasado y todas han cumplido, dijo la mañana de este viernes 11 de julio del 2014 la directora del Arcsa, Diana Rodríguez. Pero el nivel de cumplimiento de las pequeñas y microfirmas de esta categoría, cuyo plazo vence en noviembre próximo, es mínimo.
Así, según el Arcsa, de 854 plantas procesadosras de alimentos correspondientes a pequeñas, microempresas y artesanos, solo el 1,15% ha obtenido a la fecha el certificado de BPM. Por ello, las autoridades resolverán la próxima semana ampliar 18 meses más, contados desde noviembre próximo, el plazo para que este segmento cumpla con este requisito.
El principal problema, según las autoridades, ha sido la falta de inversión para realizar las adecuaciones en sus plantas de producción.
El proceso de implementación incluye la adecuación de infraestructura, capacitación al personal, maquinaria con especificaciones técnicas especiales, etc.
Una vez cumplido el plazo, el certificado de BPM se convierte en un requisito para que las empresas de alimentos obtengan el permiso de funcionamiento. Por tanto, sin este no podrán operar, dijo Rodríguez.