Redacción Guayaquil
Ecuador se aproxima a un recambio generacional de sus tenistas. ¿Es inevitable la brecha que puede existir hasta que surjan nuevos y buenos jugadores de tenis?
En este deporte no importa de qué país eres sino cómo se trabaja. Hay que empezar a trabajar con los tenistas desde que son pequeños. Pero los entrenadores deben identificar a quienes en realidad se quieren convertir en tenistas profesionales y a esos prepararlos sin descanso. A los chicos que van a distraerse durante las vacaciones no se les presta atención.
Pero eso no garantiza que sean buenos profesionales.
Claro que sí, porque no se trata únicamente de entrenarlos y enseñarles técnicas y estrategias. Desde pequeños deben empezar a competir en torneos internacionales para que pongan en práctica sus conocimientos y aumenten su potencial.
¿Y qué pasa cuando el jugador es bueno pero no tiene los recursos para pagarse una gira internacional?
El tenis y la formación de tenistas es como un negocio, si no hay dinero para invertir no se lo puede montar simplemente. Para ser un tenista profesional se necesita mucho dinero.
Y si se trata de un buen jugador técnica y físicamente.
Igual, si no hay apoyo de las federaciones, de los padres y de buenos auspiciantes, simplemente un tenista no puede sostener su carrera.
¿Cómo funciona esto en la academia que tiene usted en Argentina?
Creo que ninguna academia que prepara tenistas se ocupa de eso. Los que van a mi academia pagan cerca de USD 1 200 mensuales, pero si veo a algún jugador que tiene las condiciones para convertirse en un profesional yo lo acerco a los patrocinadores que conozco.
¿Por qué decidió traer a dos de los mejores jugadores de su academia a jugar el Challenger de Guayaquil?
Guido Pella y Andrés Molteni van a jugar la fase de clasificación. Venimos porque es un torneo donde van a formar su carácter para competir.