En la heladería Mixx se ofertan sabores únicos. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO
En Cuenca dejarse tentar por una golosina es casi inevitable. La oferta de dulcerías, heladerías, panaderías, chocolaterías… es amplia, principalmente en el Centro Histórico.
El parque Calderón es el sitio de partida para iniciar el recorrido y disfrutar de las especialidades de los locales tradicionales como La Dulcería Gualaceo, El Suspiro, la panadería de las Villacís, La Colmena, Heladería Mixx…
A tres cuadras, siguiendo por la calle Luis Cordero con dirección norte, está la Panadería y Dulcería Gualaceo. El aroma a miel y pan recién salido del horno seducen los clientes e invitan a conocer cómo creció esta tradición de 24 años de la familia Guaraca.
En los mostradores, el típico rosero (bebida a base de frutas tropicales), el morocho, los dulces de higos, la piña con babaco y coco y la mora con guayaba son la oferta. También hay quesadillas, bizcochuelos, arepas de avena y panes de maíz con panela, choclo, mestizo…
Es un negocio que guarda los secretos del sabor familiar, dice Mario Guaraca. Pero lo más importante es que cada producto se elabora de forma artesanal y por eso la cuencana María José Poma, los prefiere.
Es su tienda preferida de panes y el martes pasado llegó con sus dos hijas, aprovechando las vacaciones escolares. Probaron un rosero.
A una cuadra de allí, en las calles Borrero y Vega Muñoz, está la panadería de Las Villacís, famosa por las delicias con más de un siglo de existencia. “Son exactamente 120 años, cinco generaciones”, dice con orgullo Carlota Vélez, de 64 años.
El visitante escoge su propio bocado de placer por valores desde 40 centavos de dólar.
Al interior, la casona guarda historia. Allí, conservan la forma tradicional de amasar el pan en una batea de madera y pesar la masa con balanzas artesanales. El sello de sus productos lo impone el pan mestizo, elaborado a base de harina de trigo, panela y sin grasa vegetal.
En Dulces de San Blas, Mayra Íñiguez vende las golosinas. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO
El paso de los años no ha cambiado el rico sabor. La costra de cristo, el blanco, el bollo… son los panes preferidos por los clientes. También, ofrecen conservas de frutas, mistelas, licores caseros hecho con capulí, mora, mandarina…, reposadas en aguardiente de punta, espumilla, melcochas… Los precios oscilan entre los 20 centavos y los USD 7,95. Eso cuestan las mistelas.
En el mismo Centro Histórico está el parque de San Blas, donde hay cuatro heladerías. El local Mixx del canadiense Tomaso Carbone tiene gran afluencia de clientes.
Desde hace tres años, Carbone impuso en Cuenca una amplia, curiosa y exquisita oferta de helados como los de aguacate y una gama de mezcla de frutas, licor y aderezos. Llaman la atención, por ejemplo, los helados de kiwi con chirimoya, ricotta con higos, menta con Oreo, mango con nutella, arroz con leche… El cono más económico cuesta USD 1,50.
Los visitantes pueden servirse los helados en el local o sentarse en una banca del parque de San Blas para admirar la imponente iglesia y otros espacios acogedores del entorno.
A pocos metros funciona Chatos Fruits, que es una franquicia especializada en la sabrosa mezcla de frutas con chocolate y merengue.
Según el dueño del local, Andrés Ruiz, en esta temporada de vacaciones creció la afluencia de clientes de Loja, Ambato, Quito y la Costa que llegan para servirse granizados, frutas con leche condensada y chocolate en polvo, pinchos de frutas bañados con chocolate derretido… Cuestan desde USD 1,85 hasta 4,40.
Para los amantes de los dulces está la Dulcería San Blas y El Suspiro, en el monasterio de Las Conceptas. Ofrecen los típicos dulces del Corpus Christi como alfajores, hostias, arepas, roscas, cocadas, huevos de faltriquera… Las diferentes variedades valen desde 20 centavos.