En el Hotel Stephany, de Pedernales, se buscaba ayer a la familia de Carlos Briones. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Sus familiares los buscaron entre los escombros, en los cementerios, en los sitios donde se apilaron los cuerpos, pero ellos no aparecieron. Su ausencia agravó la situación emocional de las familias afectadas por el terremoto en Manabí.
Desde que se registró el movimiento telúrico, el 16 de abril pasado, Carlos Briones, de 55 años, no encuentra a su esposa y a una de sus dos hijas, de 11 años. Ayer volvió al sitio donde cree que están. Espera que estén con vida, en un espacio con aire, entre los escombros del Hotel Stephany.
Era una edificación de tres plantas con vista al mar y cuya estructura se vino abajo, como la mayoría de esa zona del malecón turístico.
“¡No es posible, ha pasado más de un día y nadie sabe nada de mi esposa y de mi hija!”, le gritó ayer a un grupo de policías, que a las 07:30 retomó los trabajos de rescate en ese sitio.
Los rescatistas identificaron señales de cuerpos dentro de la estructura, pero no podían acceder al interior porque la
masa de concreto colapsó sobre la calzada.
Hasta ayer en la tarde, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos y la Cruz Roja registraron entre 231 y 320 desaparecidos en diferentes puntos de Esmeraldas y Manabí.
De ellos, solo 12 habían sido encontradas según el organismo internacional de socorro. Las cifras correspondían solamente a las personas que formalizaron su pedido de búsqueda de familiares.
Carlos Briones había ido de paseo a Pedernales el fin de semana, con su esposa e hija. Se hospedaron en el Hotel Stephany.
Planeaban quedarse hasta la mañana del domingo, como lo habían hecho en otras ocasiones. La cercanía con Santo Domingo, donde residen, y las buenas condiciones de la vía facilitaban
la movilidad.
Pero todo se truncó. “No sé nada de ellas desde el terremoto, no sé si pudieron salir con vida o siguen atrapadas”.
Otras personas, que desde las ciudades más alejadas del epicentro del movimiento telúrico estaban preocupadas, usaron las redes sociales para tratar de tener noticias de sus familiares y amigos.
Las imágenes de los desaparecidos fueron compartidas en Facebook por miles de personas en Ecuador. “Buscamos a Cristina Sabando, en Jama. Información por esta vía o a Jimena Villarroel: 099 831 3824”, se leía en uno de los mensajes.
En otro, en cambio: “He perdido todo tipo de comunicación con mi hija Nikhole Albuja Flores. Ella reside en Portoviejo-Manabí. Si alguna persona, amiga o compañera de la facultad de tercer año de Medicina sabe algo de ella, por favor comunicarnos. Su abuela, tía y primas están preocupadas”.
Ante la emergencia, Facebook implementó una herramienta en los perfiles para comprobar del estado de seguridad de sus usuarios.
Es un botón de “Estoy bien” para que las personas, en todo el mundo, sepan quién está fuera de peligro en Ecuador. La herramienta se denomina Safety Check.
Por otra parte, alrededor de 1 300 ciudadanos usaron la plataforma mundial de búsqueda de personas, que fue activada en el portal web del Ministerio del Interior.
Pasado el mediodía, Ana Luz Quimí, junto con su esposo, llegó hasta el estadio Maximino Puertas, de Pedernales, centro de Operaciones de los equipos de rescate.
Una madre que buscaba ayer a su hija encontró sus restos en una casa de Pedernales. Foto: EFE
Su hija, de 18 años, y un primo se habían alojado en el Hotel Mister John, que se levantaba hasta la noche del sábado a 200 metros del malecón.
Los jóvenes llegaron el mismo día desde Otavalo, para vacacionar hasta el domingo. Quimí creía que su hija y su sobrino seguían atrapados allí. Hasta la tarde de ayer, los esfuerzos por sacar a más personas de la edificación no pararon. Unos 12 efectivos del Ejército y otro equipo del Grupo de Operación y Rescates y del Cuerpo de Bomberos de Latacunga buscaron víctimas entre los escombros. “Queremos saber dónde están, si están muertos, al menos para sepultarlos”, dijo Quimí.
El ir y venir de personas que buscan a sus familiares era interminable en Pedernales, donde se ha confirmado 132 personas fallecidas. Al sitio también se acercó la colombiana Ana Paredes, quien buscaba información de compatriotas que desaparecieron luego del terremoto. Quería armar una lista y gestionar la ayuda con la Embajada de Colombia. “Creemos que hay muchos compatriotas que están entre las víctimas, porque hacen mucho turismo hacia acá”.