Un dron captó las imágenes de los escombros que dejó el aluvión en Pomasqui. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
Pomasqui amaneció cubierto de lodo y escombros. El aluvión que afectó al barrio Santa Teresita, la tarde del miércoles, dejó una capa de al menos 15 cm de fango sobre la av. Manuel Córdova Galarza y la García Moreno, en el norte de Quito; también hubo casas, carros, un centro comercial, una escuela y calles afectadas.
Desde la madrugada de ayer 17 de septiembre del 2020 los moradores, junto a personal y maquinaria del Municipio y de la Prefectura, trabajaron en minga para limpiar el lodazal y habilitar la vía.
Cinco factores influyeron para que el aluvión se produjera. Juan Esteban Espinoza, jefe de la Unidad de Mantenimiento y Quebradas de Agua de Quito, indicó que en la parte superior del Colegio Pomasqui hay una estructura de captación, que sirve para encauzar el agua que baja de la montaña.
Es un túnel que a su ingreso tiene una rejilla para evitar el paso de troncos, cruza por debajo de la vía y hace que el agua desemboque en la quebrada más grande de la zona, por donde pasa el río Monjas.
Debido al aguacero, el agua que bajó de la montaña arrastró abundante material, como troncos y piedras, y la rejilla se taponó, por lo que el lodo se acumuló y se desbordó e ingresó con fuerza al colegio, rompió el muro e inundó la avenida y los locales comerciales.
En Quito hay 130 de esas estructuras de captación en las faldas de las montañas y, según Espinoza, reciben mantenimiento cada 2 o 3 meses para que el agua fluya sin problemas. Pero el aguacero de anteayer afectó su funcionamiento.
El segundo factor tiene que ver con las construcciones que se ubican en la montaña.
César Díaz, secretario de Seguridad, señaló que la mañana de ayer el Municipio hizo una inspección con drones sobre la zona afectada y se evidenció que las construcciones sobre la quebrada tenían un reforzamiento con materiales y sacos de yute. Pero debido a la fuerza de la lluvia, estos fueron arrastrados colina abajo y el taponamiento fue mayor.
Díaz aseguró que se está analizando el caso, porque podría haber irresponsabilidad humana detrás del incidente.
La magnitud del aguacero es el tercer factor. Jorge Almeida, director de Operaciones del Cuerpo de Bomberos, explicó que según los pluviómetros de la zona llovieron 20,33 mililitros, es decir 20 litros de agua por m², lo que es inusual en una zona seca.
La cantidad de lluvia hizo que el colector del barrio no soportase y colapsara. Cuando eso ocurre, el agua se satura al interior del alcantarillado y se desfoga por los sumideros.
Pomasqui, donde viven 40 877 personas, es un poblado rodeado por montañas por el oriente y por el occidente.
Algunas de esas elevaciones han sido afectadas por canteras ilegales. La gente empezó a sacar material de construcción de las lomas, hizo enormes huecos y las abandonaron sin ninguna remediación técnica, lo que debilitó la tierra.
Por eso, Pomasqui es propenso a deslizamientos. La calidad del suelo de esta zona es el cuarto factor que confabuló para que ocurriera el aluvión.
No es la primera vez que un deslizamiento de esa magnitud sacude a la parroquia. En octubre del 2013, un alud destruyó Santa Rosa, barrio ubicado al oriente del sector.
Espinoza dice que en el momento, Agua de Quito se encuentra trabajando en la reparación de la estructura afectada. Además, se aplicará un plan integral con otras dependencias municipales para que con base en estudios se tomen las acciones correspondientes.
El último factor es el lugar geográfico donde Pomasqui está asentado. El poblado se ubica en la parte baja de una cadena montañosa, es decir, sobre una planicie entre esas elevaciones y una gran quebrada, en la que desfogan las aguas servidas del norte de Quito.
Para construir algunos barrios se han rellenado quebradas, por lo que cuando llueve, el agua busca su cauce natural, y se generan problemas.
Los moradores están preocupados y dicen que el susto aún no ha pasado.
Freddy Corrales, dueño de una ferretería y una heladería en el área, dijo que 15 minutos de lluvia bastaron para que el lodo entrara en sus locales. El aluvión duró una hora y las pérdidas son cuantiosas.
Según Javier Macas, técnico del Inamhi, las lluvias del miércoles fueron las más fuertes del mes y continuarán, ya que aún se presentan las condiciones que las originaron: el calor de la mañana y la humedad proveniente del norte del país.