Entre las agresiones más comunes en el transporte público son los roces y toques en los órganos sexuales de la víctima, palabras denigrantes y sobre el aspecto físico, miradas lascivas… Foto: archivo EL COMERCIO
Cada día se reportan, en promedio, 5,9 casos de acoso sexual en el interior del transporte público de Quito. Es decir, en los dos últimos meses, desde que inició la campaña ‘Bájale al acoso’, 358 pasajeros han denunciado algún tipo de agresión sexual cuando viajaban a sus trabajos, colegios, casas…
María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato Municipal San José, quien está a cargo de esta campaña asegura que el 81% de las mujeres que viajan en bus han sido víctima de acoso, según un estudio realizado.
Entre las agresiones más comunes son los roces y toques en los órganos sexuales de la víctima, palabras denigrantes y sobre el aspecto físico, miradas lascivas, hasta casos más graves que incluyen masturbación en público.
“Hace dos años iniciamos un proyecto global de Ciudades Seguras para mujeres y niñas junto con ONU Mujeres, pero ahora hemos desarrollado la campaña ‘Bájale al acoso‘ para justamente eliminar este tipo de violencia en el espacio público”, explica la funcionaria.
La campaña está pensada en tres fases: la primera consiste en implementar una plataforma de tecnología para que las víctimas de este delito sexual puedan denunciarlo a través de un mensaje de texto o SMS.
“Nos dimos cuenta que el usuario de transporte no siempre tiene tiempo para acercarse a una ofician de atención, que muchas veces son mujeres que van a recoger a sus hijos de las escuelas o que van al trabajo. Por eso pensamos que sería mejor usar la tecnología y permitir que nos alerten de estos hechos desde donde se encuentren”, señala Pacheco.
Para reportar un episodio de agresión sexual, la víctima tiene que enviar un mensaje al 6367 con la palabra “Acoso” y el número de la unidad en donde ocurrió. De forma inmediata, la víctima recibe un mensaje de contestación en donde se le explica que en tres minutos una persona se comunicara con ella para recibir su denuncia.
Mientras tanto, las brigadas antiacoso alertan al conductor de la unidad y ubicaban su trayectoria para establecer cuál sería su próxima parada en donde estará la Policía Municipal o personal de apoyo.
La plataforma está diseñada para que él o la agredida proporcionen la información que deseen de forma personal o anónima. Además, se les ofrece un servicio de psicología, de acompañamiento legal en caso de que quieran llevar el caso a la justicia y también se le permite revisar los videos de seguridad para que identifiquen al acosador.
“Hay diversos casos de acoso y no siempre las mujeres quieren ir a la Fiscalía, pero esta plataforma también reproduce una alerta dentro del bus que sirve para generar sanción social y conciencia”, explica la funcionaria.
Esta alerta es una grabación que se escucha dos veces en el bus en donde se ha reportado el caso. En el mensaje se advierte a los usuarios que ha ocurrido un episodio de acoso y se les pide respeto para las personas que van a su alrededor.
Durante estos dos meses de implementación hay 10 casos llevados a la justicia y en dos procesos ya hay sentencia en contra de los sospechosos. En uno de ellos, por ejemplo, la víctima es una adolescente de 14 años que denunció una agresión sexual y logró bajar al sospecho de la unidad y entregarlo a la Policía.
Según Pacheco, este mensaje también apela a la solidaridad de los quiteños, pero según el estudio realizado, el 61% de las víctimas dijeron no haber recibido ayuda de otros pasajeros.
En la primera etapa de la campaña se han capacitado más de 800 trabajadores del servicio de transporte público, entre recaudadores y conductores. La segunda y tercera etapa del proyecto consiste en incluir más unidades de transporte en el programa y extenderlo hasta los buses del transporte privado, en donde también ocurren estos casos.