La Miss Ecuador 2016 emprende hoy su viaje a Filipinas, donde el próximo 30 de enero se disputará la gala final del Miss Universo. Foto: Joffre Flores / EL COMERCIO
El 2016 cambió la vida de Connie Jiménez de maneras insospechadas. Fue un año de muchos altibajos para la actual Miss Ecuador, reconoce. Y a la “gran bendición” que significó ser elegida en marzo como la mujer más bella del país se le contrapuso la muerte en un accidente de tránsito de su novio, Alfredo Vera Bucheli, en noviembre de 2016.
El joven productor audiovisual del certamen y la entonces candidata se conocieron durante la ruta de belleza del concurso nacional. La Miss Ecuador 2016 le dedica a la memoria de Vera Bucheli su participación en el Miss Universo, que comenzará este jueves 12 de enero, cuando está prevista la llegada de la ecuatoriana a Manila (Filipinas).
La gala final del certamen internacional se realizará el 30 de enero en Mall of Asia Arena de la capital filipina. “Perdí a alguien superespecial, pero sé que él estaría muy orgulloso de cómo estoy persiguiendo mis sueños y por eso estoy dando lo mejor de mí”, dijo la soberana.
Jiménez (Ventanas, Los Ríos, 1995) tenía previsto partir este martes 10 de enero hacia el sudeste asiático en un vuelo de American Airlines que tomará casi dos días, con ruta Ecuador-Estados Unidos-Japón-Filipinas. La reina de belleza viaja inicialmente sola, aunque luego se le unirán miembros de la organización Miss Ecuador, y sus familiares esperan acompañarla desde el próximo 22 de enero.
“Ganas de triunfar me sobran –sostuvo previo a su partida–. El Miss Universo ha venido cambiando y no solo buscan una mujer bella o de medidas perfectas, ni siquiera tenemos una Miss Universo parecida a otra. Están buscando una personalidad”. Y eso es lo que la riosense de 21 años espera mostrar desde su llegada.
El “desafiante” último año para Jiménez le enseñó a concentrarse en lo que realmente importa, a escuchar las críticas constructivas y a no tomar en cuenta los demás comentarios. Su preparación incluyó dos semanas en Venezuela, país que ostenta siete coronas del certamen internacional, donde tomó clases de maquillaje, peinado, oratoria, pasarela y baile. También, mantuvo un encuentro con Osmel Sousa, conocido como ‘Zar de la Belleza’, presidente de la organización Miss Venezuela.
“Hay profesionales en Venezuela que se han dedicado toda su vida a esto y podemos aprender mucho de ellos, pero sin perder la esencia de una ecuatoriana, tampoco quería convertirme en venezolana”, indicó.
Su trabajo social se centró principalmente en el impulso a escuelas de campo en Ventanas y Manabí para mejorar las prácticas agrícolas. “Venezuela tiene toda una cultura de misses, niñitas que desde los cinco años están practicando pasarelas, yo a esa edad en lo que menos pensaba era en ser Miss Ecuador”, agregó Connie, ingeniera en agronegocios, identificada con la mujer campesina.
La joven riosense pasó de la tarima de graduación en la Universidad Zamorano de Honduras a cursos acelerados de modelaje y pasarela, previo al comienzo del certamen. Cambió radicalmente la dieta de campo, con abundantes tortillas, frijoles y carne.
Tras ser elegida se sometió a una cirugía plástica para afinar su cintura con Francisco Borja, cirujano de la organización. “No hay que ocultarlo. Me encanta porque me veo supernatural”, dijo. Aunque la estilización de su figura fue un trabajo que tuvo que reforzar con dieta, un año de gimnasio, de masajes y pilates.