Enoy Leiva muestra parte de los equipos que se usan en el hospital Luis Vernaza para detectar a tiempo el Virus del Papiloma Humano. Foto: Mario Fausto/ El Comercio.
Un margen de error menor al 10% y una toma de muestra más certera. Esas son algunas ventajas de los nuevos métodos que aplica el hospital Luis Vernaza para detectar a tiempo el Virus del Papiloma Humano (VPH), relacionado con el cáncer de cuello uterino.
La citología de base líquida y el PCR son exámenes que se complementan para un diagnóstico más oportuno. La primera prueba ayuda a identificar células malignas; la otra es un análisis de ADN y apunta a descubrir el genotipo del virus.
Francisco Plaza, coordinador del servicio de Ginecología de esta casa de salud, explica que la citología de base líquida es mucho más efectiva que la convencional o papanicolau. “El índice de error disminuye a menos del 10%. Con la prueba tradicional ese índice iba del 25 al 30%. Había muchos falsos positivos y falsos negativos”.
Con la nueva metodología, el cambio empieza desde la toma de muestra. Tradicionalmente se usaba un recolector, similar a un hisopo. Esa secreción se colocaba en placas que quedaban expuestas al ambiente. Se corría el riesgo de contaminación y alteración del resultado.
Ahora utilizan un pequeño cepillo que se frota sobre la base del cuello del útero. La punta se introduce en un vial (frasco hermético), con un líquido especial para obtener solo las células.
Para Maritza Guerrero, del área de Anatomía Patológica, este procedimiento aporta a detectar el virus antes de que se presenten lesiones cancerosas, lo que permite elegir tratamientos más efectivos. Los cambios en el útero aparecen hasta cinco años después de contraer el VPH.
En el mundo, cada año son diagnosticados unos 500 000 casos. En América Latina, entre 72 000 y 33 000 mujeres mueren por este tipo de cáncer. En Ecuador, la incidencia de la enfermedad es de 15,8 casos por cada 100 000 habitantes, según Solca. Al Vernaza acuden diariamente unas 200 pacientes al área de Ginecología. El 46% pasa por pruebas de control.
El laboratorio de Biología Molecular del hospital tiene la capacidad de procesar hasta 500 muestras para detectar VPH a diario. Los especialistas Enoy Leiva y Ramiro Burgos son los encargados del procesamiento. Un termiciclador hace la extracción del ADN y luego otro equipo robotizado revela los genotipos de alto riesgo -están ligados al desarrollo de cáncer-.
Los genotipos oncogénicos o de alto riesgo más frecuentes son el 16 y el 18, que causan aproximadamente un 70% de los cánceres cervicouterinos en el mundo. Pero el pasado viernes se detectó un caso del VPH peligroso; no era ni 16 ni 18. “Hay otros genotipos”, comenta Plaza. El papiloma virus tiene más de 100 serotipos; 14 son de alto riesgo.
El investigador Guido Silva, estudiante de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Guayaquil, analizó la incidencia del virus en Guayas. Con el respaldo del hospital Teodoro Maldonado Carbo, del IESS en Guayaquil, recolectó 1 000 muestras de mujeres (84 resultaron positivas a carcinomas y 352 al virus).
“Encontramos que las cepas 16, 59 y 52 son las predominantes, muy diferente de la incidencia mundial que apunta a los genotipos 16 y 18, y para los que se aplican vacunas”.
Su estudio fue presentado en el primer Congreso Internacional de Ingeniería Biomédica, de Yachay. Con estos resultados, el investigador concluye que las vacunas que se aplican en el país como forma de prevención “no cubren ni al 30% de la población”. Antes de traer vacunas -agrega- debió hacerse un estudio de esta incidencia.