La universitaria de 20 años se dirigía de su casa, en el valle de Los Chillos, a su centro de estudios, en Quito, cuando sufrió un accidente que ha causado indignación. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
“Estuve inconsciente durante 20 minutos y me dieron convulsiones. Retomé el conocimiento cuando me llevaban en un vehículo particular al Hospital del Día de la Universidad Central”. El relato pertenece a Gissele, de 20 años, estudiante universitaria, quien luego de sufrir un accidente que le ha dejado secuelas decide romper el silencio.
A las 06:40 del lunes 24 de junio del 2019 se desplazaba como pasajera en un bus, cuando cayó a la calzada, a la altura del puente del Guambra, cerca de la parada de la avenida Pérez Guerrero y Bolivia, en Quito.
La mañana de este viernes 28 de junio del 2019, adolorida, con su mano derecha inmovilizada y puntos cosidos en su cabeza, Gisell caminaba con dificultad. La joven estudiante de la Universidad Central recordó que el lunes madrugó porque tenía que rendir un examen y salió de su casa en el Valle de Los Chillos. Primero tomó un bus que la trasladó hasta el Coliseo General Rumiñahui, en el sector de La Vicentina. Allí se subió a otra unidad para avanzar hasta la Universidad Central.
El bus estaba lleno y el conductor no dudó en permitir el ingreso de más pasajeros; ella viajaba aplastada en la tercera fila de las gradas de la puerta delantera. El controlador le presionaba.
El automotor avanzaba repleto, a alta velocidad. Cruzó el puente del Guambra -recuerda Gissele – con las puertas abiertas y al llegar a la esquina, después de un descenso, la gente empezó a empujarse para entrar y salir en la parada. “El conductor nos decía bajen rápido, los que no lo hacen se quedan. Y siguió avanzando”.
En esos momentos, había pasajeros desesperados porque no lograron quedarse en las estaciones anteriores. “Nadie tomó conciencia de que yo no alcancé a sostenerme. Cuando el bus circulaba me caí y hasta eso recuerdo”.
Gissele se impactó de forma violenta contra el pavimento. Solo un pasajero del bus la ayudó y el resto se fue. Ella vestía el uniforme de Educación Física de la Central. En esos momentos, un funcionario de ese establecimiento educativo que circulaba con su vehículo la reconoció, paró y la llevó al Hospital del Día.
A Gissele le suturaron 15 puntos a la altura de la corona. Tiene moretones y golpes. “Me pidieron que utilice una férula (tablilla) ya que los tendones se tensan y estaba inflamada la mano derecha”. También le limpiaron la cabeza porque la gravilla se incrustó en la herida, lo cual le provocaba fuertes dolores.
“Mis piernas se quedaron debajo del bus”. Una de las dos personas que ayudaron a Gissele le comentó que la arrastró con la intención de alejarla del vehículo y evitar que le aplastaran las llantas. Para la chica, la acción de esa persona le salvó de una desgracia mayor.
Su hermana, Stefanny Z., siente indignación y denunció el hecho en las redes sociales. “La única forma de ser escuchados o expresarnos es por estos medios, porque la justicia en este país es nula”, escribió.
Para ella, las dos personas que la auxiliaron fueron dos ángeles. Lamentó la indolencia del resto de pasajeros que se fueron. Asimismo, recordó que el chofer prefirió irse del lugar. La persona que la ayudó supo decir que no le fue posible tomar datos del bus ya que estaba más preocupado por la chica. “Nosotros como familia estamos realmente molestos por la forma en la que somos tratados y tenemos que esperar a llegar a circunstancias mayores para poder denunciar, tantas son las situaciones y pocas son las soluciones”.
Otros parientes de la víctima incluso se acercaron a la cooperativa de transporte a la que pertenece el bus en el que se accidentó Gissele. La respuesta que recibieron fue que “a mi hermana la empujaron y que eso no es culpa del conductor”. Sin embargo, ellos cuestionan que, en todas las mañanas, las unidades de esa firma transportan gente sin precauciones.
En ese sentido, para Stefanny, “la culpa es de la unidad por decir que todavía hay espacio, llevarnos como ganado, asumir que porque hay una grada vacía en la puerta entran unas 20 personas más, tener que ir con el cobrador colgado en la puerta y saber que por falta de otros medios tengamos que pasar por esta situación a diario”.
La madre de la universitaria afectada por la impericia de un busero publicó la foto de las lesiones que sufrió la joven, después de caer de la unidad en la que se dirigía a su centro de estudios. La mujer denunció el caso en redes sociales. Foto: Facebook
Verónica, madre de la víctima, expresó su malestar en redes sociales, donde denunció que no puede ser que un ciudadano deba acudir a esa vía para ser tomado en cuenta. La mujer publicó una fotografía de su hija, con la cabeza herida, y pidió respuestas al alcalde de Quito, Jorge Yunda; a la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT); a la cooperativa de transporte a la que pertenece el bus, y a otros. La única entidad que le respondió fue la AMT, para pedirle el número del autobús: la madre respondió que su hija quedó inconsciente. Hay cámaras de seguridad en la ciudad. El organismo le sugirió que denunciara en la Fiscalía.
Gissele sueña con estudiar diplomacia y aprender varios idiomas. Los médicos le dieron tres días de reposo, ella ha vuelto a clases. Siente mareos, su madre espera que no haya secuelas. La universitaria utiliza de forma permanente un sombrero de lana para cubrir la herida de la cabeza.